Por tanto, no se preocupen por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástenle a cada día sus propios problemas. Mateo 6:34 (NBLA)
Señor, por favor dame un vistazo de lo que sigue.
Oré estas palabras repetidamente, cada vez más desesperada con cada repetición. Una vez más, me sentí como un bote de remos en el océano, pero, oh, cómo quería una vida tipo crucero.
Cuando viajas en un crucero, puedes ver el itinerario de antemano y saber los puertos exactos en los que se espera que atraque el barco. En algunas líneas de cruceros, incluso puedes encender el televisor de tu habitación y ver un mapa del barco navegando por el agua, siguiendo el rumbo trazado hacia cada destino, perfectamente en el horario previsto.
Eso es lo que quería para mi vida.
Para aclarar, yo no quería navegar el barco. Dios es mi Capitán; le entregué mi vida y mi voluntad hace mucho tiempo. Pero como planificadora meticulosa y “fanática del control” en recuperación, todavía me sentía ansiosa en tiempos de incertidumbre cuando lo desconocido surgía en la distancia. Quería un mapa claro de mi futuro, así que me esforcé por ver a través de la niebla, rogándole a Dios que me mostrara a dónde iba y cuándo finalmente llegaría allí.
¿Alguna vez has deseado tener una vista panorámica del rumbo que Dios ha trazado para ti? Quizás hayas hecho preguntas como:
Dios, ¿se restablecerá mi salud?
¿Encontraré otro trabajo?
¿Volveré a sentir amor?
¿Seré sanada del dolor?
Dios, ¿qué sigue?
La verdad es que cuando doblamos una esquina y vislumbramos hacia dónde vamos, siempre hay otra esquina, otro giro desconocido. Podríamos pasar toda nuestra vida estirando el cuello, forzando la vista, esforzándonos por vislumbrar el mañana.
Pero Jesús dijo, “Por tanto, no se preocupen por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástenle a cada día sus propios problemas” (Mateo 6:34). En cambio, instruyó a Sus seguidores: “busquen primero Su reino y Su justicia” (Mateo 6:33a, NBLA).
Entonces, en lugar de luchar únicamente por el futuro, busquemos a Dios en el presente. En vez de siempre buscar lo que se encuentra a la vuelta de la esquina, fijemos nuestros ojos en el Señor.
He orado sobre “qué sigue” durante la mayor parte de mi vida, pero recientemente, Dios ha cambiado mi oración a algo completamente diferente.
Quiero animarte hoy a que, cuando quieras preguntar: Dios, ¿qué sigue?, te unas a mí para hacer esta oración nueva. Busca el Reino y ora: Dios, bendíceme con Tu Presencia.
Pídele que esté contigo aquí y ahora, y confíale el mañana.
Padre Celestial, las incógnitas del mañana están en Tus manos. Te entrego mis preocupaciones y confío en Ti en todas las cosas. Hoy quiero buscar Tu Reino. Por favor bendíceme con Tu presencia. Señor, sólo quiero más de Ti. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Lucas 12:29-31, »Ustedes, pues no busquen qué han de comer, ni qué han de beber, y no estén preocupados. Porque los pueblos del mundo buscan ansiosamente todas estas cosas; pero el Padre de ustedes sabe que necesitan estas cosas. Pero busquen Su reino, y estas cosas les serán añadidas. (NBLA)
¿De qué manera tus pensamientos sobre el mañana te han robado el propósito y las bendiciones de hoy?
¿Cómo puedes buscar el Reino hoy?
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© 2024 por Felicia Caid Smith. Todos los derechos reservados.
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