Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: «Creo; ayúdame en mi incredulidad». Marcos 9:24 (NBLA)

Estuve dando vueltas en mi cama toda la noche, batallando si creer que Dios sanaría a mi hijo críticamente enfermo. Las preocupaciones en mi mente aumentaban en medio de las sombras confusas de duda y la incertidumbre prevaleciente. 

A través de la vida, ya había pasado por temporadas de incertidumbre agobiantes. Mi madre me crió siendo soltera, y no estaba segura si alguna vez me casaría. Al casarme, oré y esperé con ansias el poder concebir hijos.

Y aquí me encontraba, ya siendo mamá, viviendo en la realidad de oraciones contestadas, pero aún sintiéndome insegura de que Dios intervendría.

Desesperadamente quería creer que Dios restauraría la salud de mi hijo. Al fin y al cabo, Él me había librado milagrosamente de desafíos imposibles anteriormente. Sin embargo, la duda comenzó a borrar mis esperanzas sobre el futuro.

Cuando la duda entra en nuestros corazones, puede moldear nuestras opiniones si no la desafiamos. Nuestras opiniones informan nuestras creencias, y nuestras creencias determinan nuestras acciones.

Afortunadamente hay esperanza en las Escrituras como Marcos 9:14-29, que nos relata la historia de un padre, que al igual que yo, luchaba por creer.

El hijo de este hombre sufría de enmudecimiento y convulsiones que atentaban contra su vida, causados por un demonio. Queriendo buscar ayuda para su hijo, el padre acudió a los discípulos de Jesús, pero cuando no pudieron expulsar al demonio, se asentó la incertidumbre.

Desesperado, el padre se acercó a Jesús, diciendo, “«Pero si Tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos»” (Marcos 9:22b, NBLA). Suspendida en el aire, la palabra pequeña pero significativa “si” expuso la fe vacilante del padre en la habilidad de Jesús para sanar.

Jesús repitió las palabras del padre, no en son de burla sino para aclarar: “«¿Cómo “si Tú puedes?”», le dijo Jesús. «Todas las cosas son posibles para el que cree»” (Marcos 9:23, NBLA).

Con palabras que hacen eco a las mías, el padre exclamó, “«Creo; ayúdame en mi incredulidad»” (Marcos 9:24).

Todas nosotras pasamos circunstancias que debilitan nuestra fe y podemos identificarnos con la confesión del padre al creer y no creer. Cuando llegamos a nuestro punto más bajo, ya sea que estemos cuidando de nuestros hijos o de nuestros padres envejecientes, luchando con deudas financieras, atravesando dificultades matrimoniales o enfrentando inseguridades personales, nosotras también, podemos clamar a Dios, Creo; ¡ayúdame en mi incredulidad!

Para aquellas de nosotras que creemos en Dios y aun así experimentamos momentos de dudas, que estos versículos nos recuerden que Él está dispuesto y esperando que reconozcamos honestamente nuestras luchas, llevando nuestros “si” a Él. Él sabe cómo calmar nuestros temores y ahuyentar nuestras preocupaciones. Él entiende nuestras dudas.

¡Él sanó milagrosamente al hijo endemoniado en Marcos 9! Yo todavía estoy esperando por la sanidad de mi hijo, pero esta historia me recuerda que Dios quiere que creamos en Su poder para sanar aun mientras esperamos. Sus respuestas pueden tardar más de lo deseado y pueden verse distintas a lo esperado, pero sabemos que los milagros sí suceden, aún si tenemos que esperar.

Querido Dios, yo creo; ayúdame a creer más. Tú entiendes mis dudas, y conoces los “si” con los cuales estoy luchando hoy. Cuando la incertidumbre consume mi corazón, ayuda a mi mente olvidadiza a recordar Tu fidelidad en mi pasado, y aumenta mi fe y mi confianza en Tus manos capaces con respecto a mi futuro. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Filipenses 4:6-7, Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios.Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. (NBLA)

¿Qué dudas te desvelan en la noche?

¿Cuál es un paso que puedes dar hoy para ir más allá de tus dudas y descansar en la certeza de las promesas de Dios, no importando cuán inciertas sean tus circunstancias? Déjanos saber lo que piensas en la sección de comentarios.

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