José llamó a su segundo hijo Efraín, porque dijo: «Dios me hizo fructífero en esta tierra de mi aflicción». Génesis 41:52 (NTV)

Un día de verano, mientras mis hijos jugaban alrededor de mi árbol de magnolia favorito, ésta de alguna forma perdió una rama. La pérdida dejó una cicatriz grabada en su tronco. Aún así para mi alivio, el árbol permaneció resistente, observando en silencio nuestros días, nuestros años.

Recientemente, mientras mi cámara y yo paseábamos alrededor del patio, alcancé a capturar una flor llena de fragrancia. Fue ahí cuando me di cuenta que la cicatriz de mi magnolia ya no es tan visible como antes, porque sus ramas ahora florecen alrededor de su herida. Ella está rota pero entera. La vida abundante se extiende desde el interior de esa magnolia mía, llena de cicatrices.

Mientras reflexionaba sobre esto, me di cuenta de que soy mi propia versión de una magnolia rota.

Las heridas de rechazo me lastimaron hace tiempo atrás; incluso fueron aquellas personas que esperaba que me amaran y me protegieran, y me dejaron sus cicatrices. Tal vez tú también tengas cicatrices.

Sin embargo, mirando hacia atrás en mi vida marcada por tiempos de rechazo, veo la presencia activa de un Dios fiel a través de todo esto, y me doy cuenta de que el dolor que me dejó sintiéndome destrozada nunca limitó el poder de Dios en mi vida. Él tampoco está limitado en tu vida, sin importar las cicatrices que tengas.

Esas heridas grabadas en mí han hecho crecer un corazón dentro de mí que Dios usa para ofrecer flores de compasión y pertenencia a los demás. Rota pero entera. Ramas florecientes de propósito se extienden desde dentro de estas cicatrices mías.

En la Escritura, el hijo favorito de Jacob, José, entendió bien esto.

Vendido como esclavo por sus hermanos celosos, José sufrió en la tierra extranjera de Egipto. Sin embargo, Dios le dio sabiduría e influencia ahí, y finalmente Dios llevó al Faraón a darle autoridad a José sobre toda la tierra de Egipto. José eventualmente se casó y tuvo una familia. Cuando nació su segundo hijo, José lo nombró Efraín, que hace eco a una palabra hebrea que significa “fructífero”.

…porque dijo: «Dios me hizo fructífero en esta tierra de mi aflicción».(Génesis 41:52)

A pesar de todo y en Su fidelidad, Dios le dio una nueva vida y propósito a José, alrededor del dolor de su historia. Dios también usó a José para proveer alivio en Egipto, tanto como para los egipcios como para su propio padre y hermanos durante la hambruna (Génesis 40-47).

Verás, la actividad de Dios no está limitada por nuestro entendimiento. Incluso cuando Su mano no es visible desde la perspectiva actual, nuestro Dios fiel está trabajando en medio de las cicatrices de nuestras historias, haciendo crecer vida y propósito abundantes.

Querida amiga, las partes rotas de tu historia no te convierten en una persona rota. Sigues siendo la mujer completa, querida y llena de propósito para la que Dios te creó. Las heridas de tu historia no pasan desapercibidas para tu Dios. Anímate: aunque temas que te limiten, tus cicatrices pueden convertirse en testamentos poderosos del Dios que te encuentra con ternura en ellas, haciendo crecer la abundancia en medio de ellas.

Querido Señor, confío en Ti. Gracias por hacer crecer con ternura vida nueva en cada lugar destrozado. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Genesis 45:4b-5, …«Soy José, su hermano, a quien ustedes vendieron como esclavo en Egipto. Pero no se inquieten ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido. Fue Dios quien me envió a este lugar antes que ustedes, a fin de preservarles la vida. (NTV)

Romanos 8:28, Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. (NVI)

¿Qué momentos de magnolia rota has tenido en tu vida? ¿Dónde puedes reconocer la presencia activa de Dios haciendo crecer un propósito abundante en medio de tus cicatrices?

¿Cómo podemos orar por ti hoy, amiga, mientras Dios te encuentra tiernamente en las partes rotas de tu historia? Nos encantaría que lo compartieras en los comentarios.

© 2024 por Brenda Bradford Ottinger. Todos los derechos reservados.

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