En el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz: «Si alguien tiene sed, que venga a Mí y beba. El que cree en Mí, como ha dicho la Escritura: “De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva”». Juan 7:37-38 (NBLA)

Nunca olvidaré el día en que entré al hospital como visitante y salí como paciente.

Mientras estaba cuidando de una amiga, inesperadamente me desmayé. Mientras atendía sus necesidades, mi visión descendió a la oscuridad y mi cuerpo se paralizó. Las enfermeras me llevaron a la sala de emergencias para evaluación y cuidado médico. Más tarde ese día, me autorizaron a regresar a casa con solo una recomendación: «Hidrátate; bebe más agua».

No entendía. ¿Cómo pudo haberme pasado esto? ¡Llevaba agua conmigo a todos lados!

Pero me di cuenta que tener agua cerca no es lo mismo que, realmente consumirla.

También me di cuenta que mi condición física reflejaba mi estado espiritual en ese momento. Tenía acceso a Dios, pero no estaba sacando tiempo para encontrarme con Él, y en el ajetreo de la vida, mis oraciones se habían menguado. Mi alma anhelaba descansar en Su presencia. Pero, por priorizar una lista interminable de quehaceres, me había vuelto espiritualmente deshidratada.

En los versículos bíblicos de hoy, Jesús usó la metáfora del agua como una invitación para buscarle a Él y ser llenadas espiritualmente:

…«Si alguien tiene sed, que venga a Mí y beba. El que cree en Mí, como ha dicho la Escritura: “De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva”» (Juan 7:37-38).

Este pasaje proclama con audacia dos verdades claves que nos dirigen a la vida abundante:

1. Solo Cristo nos satisface.

Jesús mismo es el Agua Viva (Juan 4:14). Podemos acercarnos a Él con confianza porque nos promete proveer cada una de nuestras necesidades ahora y por la eternidad (Filipenses 4:19).

2. Cuando creemos en Jesús, nuestros corazones fluyen con vida.

En el momento en que confiamos en Jesús, el Espíritu Santo reside en nosotras (Romanos 8:9). La Escritura nos dice que el Espíritu Santo es nuestra ayuda presente mientras esperamos por nuestra morada celestial (Juan 14:16). Debido a Su cercanía, caminamos con paz hoy mientras nos aferramos a la promesa de la vida eterna que vendrá.

¡Jesús nos concede acceso total a Su presencia y a Su agua viva! Sin embargo, como aprendí en el hospital, la verdadera transformación requiere acción además de acceso.

Podemos cargar nuestras Biblias con nosotras todos los días y permanecer inalteradas. Pero, si estudiamos las Escrituras y persistimos en la oración, por fe, encontramos a Aquel que merece nuestra adoración. Él nos calma con Su paz perfecta. Nos refresca con Su descanso. Nos abraza con Su amor eterno. Él aviva nuestras almas agotadas (Jeremías 31:25), y mientras esperamos por Él, nunca desmayaremos ni nos fatigaremos (Isaías 40:31).

Sin importar los retos que enfrentas hoy, amiga, ven a Jesús. Él va a satisfacer tus necesidades más profundas.

Padre Celestial, gracias por darme Tu agua viva. Mi satisfacción viene solo de Ti. Que Tu presencia transforme mi corazón y mente. Lléname con Tu paz perfecta mientras Te busco hoy. Ayúdame a ver que solo necesito más de Ti. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Juan 4:14, pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna». (NBLA)

Apocalipsis 7:16-17, Ya no tendrán hambre ni sed, ni el sol les hará daño, ni ningún calor abrasador, pues el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos». (NBLA)

¿Dónde has estado buscando satisfacción? ¿Cómo puedes priorizar una relación con Jesús y verlo a Él como tu fuente de satisfacción hoy? ¡Comparte tus pensamientos con nosotras en los comentarios!

© 2024 por Michelle Martino. Todos los derechos reservados.

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