»Pero olvida todo eso; no es nada comparado con lo que voy a hacer. Pues estoy a punto de hacer algo nuevo. ¡Mira, ya he comenzado! ¿No lo ves? Isaías 43:18-19c (NTV)

Parada en la acera agrietada delante de la casa destartalada de los años 40 que acababa de comprar, comencé a sentir el peso del proyecto sobre mis hombros. Los techos tenían fisuras, los pisos no estaban nivelados y los gabinetes de cocina gastados se caían de las bisagras. Algunas ventanas estaban rotas, otras tapadas con tablas de madera y con respeto a los baños… simplemente digamos «¡qué asco!».

Aun así, veía su potencial. Tenía una visión de lo que sabía que esta casita podría llegar a ser. Así que, mientras mi corazón palpitaba con una mezcla de entusiasmo e inquietud, susurré una oración: Dios, guíame en este nuevo camino.

En ese momento, recordé cómo Dios nos forma y moldea, viendo el potencial que Él ha puesto en nosotras, despojándonos de lo viejo para dar paso a lo nuevo. Pensé en todas las maneras en que lo he visto hacer esto en mí.

Isaías 43:18-19c seguía resonando en mi mente: “Pero olvida todo eso; no es nada comparado con lo que voy a hacer. Pues estoy a punto de hacer algo nuevo. ¡Mira ya he comenzado! ¿No lo ves?”.

En las semanas y meses que siguieron, mi amiga y yo nos enrollamos las mangas y pusimos manos a la obra: derribando paredes, rompiendo pisos y desmantelando los baños y cocina. Con cada paso, se estaba produciendo una transformación. Poco a poco, la casa empezó a cambiar.

Nuevas paredes fueron levantadas, los gabinetes y mesones crearon una nueva funcionalidad, una nueva mano de pintura iluminó todo, las ventanas limpias dejaron entrar la luz del sol y los muebles amurados modernos dieron vida a espacios que alguna vez fueron sombríos. Fue trabajo duro, pero hallé gozo en el proceso; cada tarea reflejaba el camino de crecimiento y transformación espiritual en mi vida.

Y finalmente llegó el día cuando… allí estaba la casa en todo su esplendor. Lo que antes estuvo roto y abandonado, con un futuro incierto, era ahora un testimonio del trabajo arduo, la visión y la fe… transformada de adentro hacia afuera. Un nuevo comienzo.

Mientras miraba cada aspecto de la casa, sentí una sensación profunda de plenitud y satisfacción. No era solo un proyecto: era un símbolo de esperanza, renovación y de las cosas increíbles que pueden pasar cuando miramos más allá del desorden y confiamos en el futuro que Dios tiene preparado.

Si tu corazón anhela un nuevo comienzo, un borrón y cuenta nueva, no tienes que dejar que el miedo ni la duda te paralicen. Invita a Dios a comenzar Su proceso de transformación en ti, y luego invierte en ti misma y en tu futuro nuevo; enróllate las mangas y pon manos a la obra como sea que Él te llame.

Sin importar lo que hayas experimentado o dónde te encuentras en este momento, Dios ve tu potencial. Él es el Visionario que te dará un comienzo completamente nuevo.

Señor, no me gusta empezar de nuevo. Es aterrador e incómodo. Pero, ayúdame a cambiar mi perspectiva para dejar de sentir como si estuviera volviendo a empezar y, en su lugar, ver mi temporada nueva como un borrón y cuenta nueva, un lugar donde cualquier cosa es posible y donde Tu estarás a mi lado. En el Nombre de Jesús, Amén.

 

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PROFUNDICEMOS

Efesios 2:10, Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás. (NTV)

¿Cómo te sentirías si adoptaras la mentalidad de acoger tu temporada de comienzos nuevos en lugar de desear las cosas que alguna vez fueron?

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