Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho… Santiago 1:2 (NTV)

Mi esposo difunto era maravilloso y nació en el Día del Padre.

Así que cada año, el cumpleaños de Randy cae cerca del Día del Padre. Esta confluencia de celebraciones no llegará a ser fácil para mí, ni para mis hijos, pero así es la vida.

El año pasado, el sábado entre el cumpleaños de Randy (viernes) y el Día del Padre (domingo), estuve leyendo el primer capítulo de Santiago:

Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada (Santiago 1:2-4, NTV).

¿Qué? ¡¿Considerarlo como alegría?!

Me encontraba justo en medio de una prueba y no se me habría ocurrido inmediatamente considerarla como un tiempo de alegría.

Pero al pensar más en ello, me di cuenta de que Santiago no estaba diciendo: «Mira la prueba y siéntete feliz». ¡No! Él sabe que la emoción visceral asociada a las pruebas es tristeza, no alegría. Pero él dice: “considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho” (Santiago 1:2, énfasis agregado). Él se refiere a la intensidad, no a la exclusividad, de la alegría. Él no está diciendo: «Tengan solo gozo». Él está diciendo: «Tengan la plenitud de la alegría». Intensidad, no exclusividad. Esto es importante.

Santiago nos pide que consideremos las pruebas desde una nueva perspectiva.

Primero debemos reconocer lo difícil y experimentar el dolor; sí, por supuesto. Esto tiene que ser así; de lo contrario, seríamos algo menos que humanos.

Los salmos en las Escrituras nos enseñan esta lección de manera hermosa y conmovedora. Están llenos de ejemplos de personas que enfrentan de manera realista su sufrimiento con una fe y adoración profunda, a través del lamento y la ira. La adoración no elimina de ninguna manera el sufrimiento. En cambio, el sufrimiento se convierte en un vehículo para la adoración transformadora, o mejor aún, se convierte en el sacrificio que el salmista trae en la adoración. Tenemos que ser conscientes de nuestras emociones viscerales durante las pruebas.

Pero en segundo lugar, también debemos considerar las pruebas desde otra perspectiva: la plenitud de la alegría: el cielo.

El cielo ofrece esperanza a quienes han aceptado a Cristo como su Salvador. Cada vez que pienso en Randy, el cielo y Jesús, mi perspectiva cambia.

Cuando pienso en el cielo…
Me preocupo menos por lo que la gente piense de mí.
Me enfoco en la esperanza de un día en el que las lágrimas ya no sean necesarias y la muerte ya no exista.
Busco amar a los demás en lugar de sólo buscar el amor por mí misma.

Cuando pienso en el cielo, pienso más en lo que Dios valora: la bondad por encima de la comparación, la celebración por encima de la envidia, la reconciliación por encima de tener razón, el tesoro eterno por encima de los juguetes materiales, el escuchar por encima de la necesidad de ser escuchada y el amor por encima del enfoque en uno mismo.

Cuando pienso en el cielo, empiezo a entender lo que dice Santiago acerca de “no les faltará nada” (Santiago 1:4, NTV). Habrá todo ahí.

Padre Celestial, ayúdanos a acudir a Ti con nuestro dolor. Recuérdanos quién eres Tú mientras la perseverancia termina su obra en nosotras. Anhelamos conocerte y ser como Tú en medio de todo. Ven, Señor Jesús. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Romanos 5:3-4, También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. (NTV)

Considera una temporada de pruebas en tu pasado. Pregúntale a Dios cómo lo ha usado para hacerte crecer más a Su semejanza. Si no te viene nada a la mente rápidamente, no apartes la mirada: míralo a Él. Incluso si no tienes una respuesta, lo tienes a Él.

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© 2024 por Megan Fate Marshman. Todos los derechos reservados.

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