Devocionales

Cuando lo inalterable se siente imperdonable

Lysa TerKeurst 15 de agosto de 2024
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. Efesios 4:32 (NVI)

Perdonar es una palabra de doble filo.

Es genial ser perdonada, pero perdonar puede sentirse muy complicado. Perdonar puede sentirse poco razonable cuando las personas que nos han lastimado profundamente no admiten sus errores y rehúsan disculparse.

Nunca olvidaré cuando entré a la oficina de mi terapeuta, tan dominada por el dolor que apenas respiraba. Hacía días que me había lavado el cabello. No pensaba con claridad. Tenía miedo de que si comenzaba a llorar, no podría detenerme. La traición no solo rompió mi corazón, había destrozado a mi familia.

No solo me dolía el rechazo inesperado, sino también estaba en duelo porque mi vida nunca sería como yo la había imaginado. El duelo es como soñar, pero en reversa. En vez de esperar con ansias los días que vienen e imaginar un futuro maravilloso, deseas desesperadamente regresar a la vida que alguna vez conociste, pero temes que nunca volverá a ser posible.

Este tipo de duelo profundo pone de manifiesto muchas preguntas: ¿Será que Dios no ve lo que hicieron? ¿Tengo que perdonarles?¿Cómo puedo perdonarles cuando no se lamentan por lo sucedido? ¿Cómo puedo confiar en que el Señor proveerá justicia? ¿Cómo se supone que debo vivir verdades como la de Efesios 4:32 “sean bondadosos y compasivos unos con otros y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”?

Me he hecho todas estas preguntas y he luchado con ellas. Estaba desesperada para que mi dolor fuera validado y que alguien en el mundo reconociera que lo que me sucedió estuvo mal. De otra forma, sentiría que perdonar daría la impresión de que lo que me pasó no fue para tanto y que mis sentimientos no importaban. Sí importaban. Sí estuvo mal. Pero que mi habilidad de sanar y seguir adelante dependiera de las decisiones que quien me dañó quizá nunca tomaría, solo agravaría mi sufrimiento.

Aquí hay algunas verdades que he aprendido a atar a mi corazón cuando lucho con perdonar:

  1. Perdonar es más satisfactorio que vengarte.

Quizás creas que la venganza te hará sentir mejor a corto plazo, pero a largo plazo, siempre tendrá un costo más alto emocional y espiritualmente del que te gustaría pagar. Perdonar no deja a la otra persona libre de culpa. Más bien la deja en las manos de Dios (ve: Romanos 12:19-21).

  1. Nuestro Dios no es un Dios que no hace nada.

Así como lo vimos en la historia de José de la Biblia, no hay ni un solo momento donde Dios no haga nada en nuestras vidas. La historia de José termina con “…ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien” (Génesis 50:20a, NVI). Esto trae mucha esperanza a una chica como yo, con un corazón sediento de justicia.

  1. El propósito del perdón no siempre es la reconciliación.

Perdonar no significa que la confianza se restaure inmediatamente, ni que las dinámicas difíciles de la relación se arreglen instantáneamente. El propósito de perdonar es mantener tu corazón en estado de borrón y cuenta nueva, cooperando con el mandato de Dios de perdonar y manteniéndote en una posición para recibir el perdón de Dios.

Amiga, tu sufrimiento es muy real. Y tu deseo de deshacer lo que te han hecho es tan comprensible. Perdonar requiere una dependencia profunda del Señor, y confiar en Dios es un paso difícil de dar, especialmente cuando estás lastimada. Pero, también estoy convencida de que es el único paso que nos conduce a algo bueno. Así que si Su Palabra nos instruye a que perdonemos, yo creo que podemos confiar en Su guía hacia el perdón.

Hoy demos un paso hacia el perdón… juntas.

Dios, ayúdame no solo a aceptar las cosas inalterables, sino también a seguir adelante, verdaderamente. Yo sé que Tú no eres un Dios que no hace nada, y te confío todo el sufrimiento que enfrentaré de este lado de la eternidad. En el Nombre de Jesús. Amén.

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¿Te sientes atrapada en un ciclo de dolor sin resolver, repitiendo las ofensas una y otra vez en tu mente? Sabes que no puedes continuar así, pero no sabes qué hacer. Lysa TerKeurst ha luchado en este proceso también. Pero de una manera sorprendente, ella ha descubierto cómo deshacerse del resentimiento acumulado y superar la resistencia a perdonar a las personas que no están dispuestas a hacer las cosas bien. En Perdona lo que no puedes olvidar, puedes aprender lo que la Biblia dice realmente sobre el perdón y la paz que proviene de vivirlo en este momento.

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PROFUNDICEMOS

1 Pedro 5:7, Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. (NVI)

Quizás no le hayas clamado al Señor recientemente por el dolor que cargas en tu corazón. ¿Qué tal si pudieras pasar un tiempo en oración o incluso escribiendo sobre el dolor que has experimentado? Amiga, hoy recibe Su amor y cuidado tierno por ti.

¡Nos encantaría escuchar de ti! Comparte tus opiniones en los comentarios.

© 2024 por Lysa TerKeurst. Todos los derechos reservados.


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