Por tanto, también nosotros que estamos rodeados de una nube tan grande de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Hebreos 12:1 (NVI)

Aunque el oeste de Colorado está repleto de vistas deslumbrantes y vibras propias de unas vacaciones en un pueblo en la montaña, resultó difícil para mi familia encontrar una comunidad profunda aquí. Incluso después de unos cuantos años, nos sentíamos aislados en un ministerio público y luchábamos con todo de lo que carecíamos por vivir en un área rural.

Por varios meses, consideramos seriamente mudarnos. Qué mejor y qué tan fácil sería para toda nuestra familia si nos mudaramos a algún lugar con más opciones educativas, más amistades y comunidad, más aliento en el ministerio… y por supuesto, mayor acceso a la tienda de Costco.

Pero en definitiva, esta temporada no se trataba de encontrar una nueva ubicación para la familia Simons; se trataba de encontrarnos con Dios donde Él ya nos había situado. Se trataba de amar el lugar difícil del que estábamos intentando desesperadamente de escapar. En medio de nuestro deseo de llegar a donde queríamos ir, nos quedó claro que el llamamiento consistía en comenzar donde ya estábamos y utilizar lo que ya teníamos.

Era un llamado a perseverar.

Los autores del Nuevo Testamento comparten un marco en común para alentar a sus lectores a perseverar. Generalmente, su forma de alentar en las Escrituras comienza con estas palabras: “por tanto”. Encontramos “por tanto” repetido por todas las cartas a la Iglesia donde los autores les recordaban a los creyentes que perseverar es posible.

Uno de mis “por tanto” favoritos se encuentra al principio de Hebreos 12:

Por tanto, también nosotros que estamos rodeados de una nube tan grande de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús… (Hebreos 12:1-2a, NVI).

Este “por tanto” en particular aparece después de una lista de creyentes a quienes se les acreditaba con una fe firme e innegable en Hebreos 11; ellos son la “nube tan grande de testigos” a los que se refiere en Hebreos 12:1. El autor de Hebreos nos está alentando a recordar la fe de aquellos creyentes del pasado y, aún más importante, a recordar el Dios en quien ellos pusieron su fe.

Y entonces Hebreos 12:1-2 nos da instrucciones prácticas sobre la forma en la que debemos responder, a la luz de la Verdad de Dios:

• Despojarnos del pecado que nos asedia. El pecado nubla nuestra habilidad para ver a Dios por quien realmente Él es y nos distrae de las tareas que Él nos ha encomendado.
• Correr con perseverancia. El Espíritu Santo empodera nuestra perseverancia, pero eso no significa que no requerirá un esfuerzo consciente de nuestra parte.
• Fijar la mirada en Jesús. ¡Él es nuestro ejemplo perfecto!

Amiga, dado que Jesús es mejor que cualquier cosa que podamos asegurar, podemos vivir con propósito al seguirlo en todo lo que Él tiene para nosotras. Podemos empezar donde estamos, con lo que tenemos, y perseverar. Lo que creemos sobre Dios (quién es Él y cómo es) nos conmueve a simplemente tomar el siguiente paso correcto. Y cuando lo hacemos, empezamos a vivir vidas llenas de esperanza ahora mismo, incluso cuando nuestros ojos están en todo lo que aún no ha sucedido.

Padre, queremos perseverar. Concédenos lo que necesitamos para correr bien la carrera de hoy. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Hebreos 12:2, Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. (NVI)

¿Hay una situación difícil que estés enfrentando actualmente en la que Dios te esté llamando a perseverar?

¿En cuál de los tres pasos de acción que Ruth enumeró en su devocional (despojarnos del pecado que nos asedia, correr con perseverancia, fijar la mirada en Jesús) te vas a enfocar hoy? Comparte con nosotras dejando un comentario aquí.

© 2024 por Ruth Chou Simons. Todos los derechos reservados.

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