Devocionales

La ayuda en lo desconocido

Dr. Alicia Britt Chole 30 de agosto de 2024
Jesús siguió creciendo en sabiduría y estatura, y cada vez más gozaba del favor de Dios y de la gente. Lucas 2:52 (NVI)

Era finales de primavera en los Ozarks y la amenaza de heladas devastadoras había pasado. Mi esposo es el jardinero de la familia. Pero, oh, cómo me encanta deshierbar. Especialmente después de una lluvia, hay algo tan satisfactorio en llegar a la raíz de las cosas.

Así que ahí me encontraba, de rodillas, bajo un árbol de nogal de 100 años.

El clima invernal había comprimido la ofrenda del otoño en una capa gruesa de hojas ahora en descomposición. Quitando capa tras capa, abrí camino para un nuevo crecimiento cuando, para mi sorpresa, ¡descubrí que algo ya estaba creciendo!

Debajo del camuflaje espeso de hojas había una flor impresionante. Estaba inclinada, como si estuviera humillada por estar escondida, pero su tallo fuerte albergaba algo hermoso.

La muerte la había ocultado.
El tiempo la había enterrado.
Nadie la estaba buscando.
Lo cual es el ambiente perfecto para el crecimiento.

Lo que parecía ahogar a la flor la estaba protegiendo, brindándole un espacio tranquilo para ser y llegar a ser.

Tal es el don de estar oculta.
No vista. No celebrada. Subestimada. Protegida.
Desconocida. Fuera de vista. Pasada por alto. Protegida.

Me detuve a reflexionar sobre los contrastes. Vida bajo la muerte. Crecimiento bajo la infertilidad. Belleza cultivada no a la vista, sino en lo desconocido.

Sin esa manta de hojas en descomposición, la flor no habría podido sobrevivir la helada. Lo que la escondió… la ayudó. Lo que retrasó su visibilidad… preservó su potencial.

No debería haberme sorprendido. Después de todo, esto es lo que el Padre hizo con Su Hijo.

Como esa flor oculta, Jesús pasó cerca del 90% de los días discretamente.

En la Biblia, vemos el nacimiento de Jesús, seguido por días desconocidos.
Lo vemos circuncidado al octavo día, seguido por semanas desconocidas.
Lo vemos presentado en el templo al día 40, seguido por meses desconocidos.
Lo vemos cuando tenía unos dos años visitado por los magos, seguido por años desconocidos.
Lo vemos haciendo preguntas profundas en el templo a los 12 años, seguido por casi dos décadas enteras completamente desconocidas.

Después, a los 30 años, Jesús salió del anonimato y entró en la historia debatida, documentada, celebrada y escrutada.

Entonces, ¿qué podría estar haciendo Dios Padre en los espacios aparentemente desconocidos de la vida?

Nuestro versículo clave, Lucas 2:52, nos da una idea: Dios nos está haciendo crecer.

En los años desconocidos de Jesús, Él “siguió creciendo en sabiduría y estatura, y cada vez más gozaba del favor de Dios y de la gente” (Lucas 2:52), mental, física, espiritual y relacionalmente.

Así que tal vez cuando nos sintamos invisibles, no aplaudidas, pasadas por alto y subestimadas, nosotras también podamos tener valor.

Cuando consideramos cómo el Padre coreografó la vida de Su Hijo, lo siguiente se vuelve claro: Dios no nos esconde para castigarnos. Nos guarda bajo discreción para protegernos. De hecho, ¡creo que los años desconocidos son el lugar sorprendente donde nace una fuerza indestructible similar a la de Cristo!

Padre, conoces mi tendencia a confundir lo no visto con lo no importante y a desanimarme cuando se retrasan mis sueños. Miro a Tu Hijo. Ayúdame, mi Dios, a confiar en Tu corazón y hacer las paces con Tu ritmo. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Lucas 2:48-50, Cuando lo vieron sus padres, se quedaron admirados. — Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? —dijo su madre—. ¡Mira que tu padre y yo te hemos estado buscando angustiados! Él respondió: — ¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que tengo que estar ocupado en los asuntos de mi Padre? Pero ellos no entendieron lo que decía. (NVI)

A la edad de 12 años, Lucas 2:48-50 nos dice que Jesús sabía quién era realmente, pero estaba a 18 años de actuar conforme a ello. ¿Qué podría haber crecido en Él mientras esperaba? ¿Qué podría crecer en ti mientras esperas? ¡Comparte con nosotras en los comentarios!

© 2024 por Alicia Britt Chole. Todos los derechos reservados.

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