De modo que colgaron a Amán en la horca que él había mandado levantar para Mardoqueo. Ester 7:10a (NVI)

En Ester 7, leemos el relato de la caída de Amán, un hombre que planeaba matar al pueblo judío. Esto incluía a la piadosa reina Ester y a su amado pariente y guardián, Mardoqueo.

Pero el plan del orgulloso Amán fracasó, y sus malas intenciones le llevaron a la humillación. Al final, Amán, quien había estado planeando matar a otros, se convirtió en el que suplicaba por su propia vida. El mismo artefacto que construyó para matar a Mardoqueo se convirtió en el lugar de su propia muerte:

“De modo que colgaron a Amán en la horca que él había mandado levantar para Mardoqueo” (Ester 7:10a). Él comió del fruto de sus planes malvados.

Ningún ser humano podría haber orquestado todo esto... pero Dios sí. Aunque el nombre de Dios no se menciona específicamente en el libro de Ester, a veces Dios hace cosas increíbles sin llamar atención a Sí mismo. Ester ciertamente hizo su parte para ayudar a su pueblo (Ester 7:1-6), al igual que muchos otros. Pero no hicieron cosas malas para tratar de lograr cosas buenas. Hacer las cosas a la manera de Dios y en el tiempo de Dios es la manera correcta y el tiempo correcto.

Y el libro de Ester no es la única vez en la Escritura donde un plan malvado parecía que iba a tener éxito. Todos los enemigos de Jesús creían que habían creado un plan infalible para deshacerse del Mesías y derrocar Su reinado.

El enemigo real era Satanás. Pero la ironía es que el mismo plan de Satanás condujo a la historia redentora de la resurrección de Jesús. Las fuerzas del mal pusieron a Jesús en camino hacia la cruz, pero con cada paso que Jesús daba, el mal se acercaba más a la derrota.

Tanto en la historia de Jesús como en la de Ester:

• Había un plan maligno.
• Había un enemigo.
• Personas inocentes iban a ser destruidas si alguien no intervenía para salvarlas.
• Un héroe proveniente de orígenes humildes que no se parecía en nada a lo que la gente esperaba.
• Los héroes permanecieron humildes y honraron a Dios en su manera de manejar la terrible situación.
• Dios posicionó a los héroes en una posición única para cumplir el plan de Dios.
• Los héroes dejaron de lado lo que era mejor para ellos por un propósito mayor.

En el caso de Amán, el culpable murió en lugar del inocente. En el caso de Jesús, el inocente murió en lugar del culpable.

Oh, amiga, le ruego a Dios que hoy nos aferremos a esta verdad: la oscuridad, el pecado y la desesperanza han sido vencidos. Jesús lo hizo por ti y por mí. Jesús te ama y te ve. La batalla que estás enfrentando, no importa cuán oscura se sienta, no es en vano.

Puede que no seamos capaces de ver la victoria ahora mismo, pero gracias a Jesús, el mal está en proceso de ser derrotado finalmente. El mundo que conocemos, plagado de pecado y dolor, no es nuestro hogar. El nuevo cielo y la nueva tierra están más cerca de lo que pensamos (Apocalipsis 21:3-8). Por ahora, nuestra tarea es seguir a Dios y confiar en Él.

No es fácil, sobre todo cuando muchas de las cosas a las que nos enfrentamos nos parecen increíblemente injustas. Pero no servimos a un Dios que no hace nada. Incluso en el silencio, en lo desconocido y en los lugares donde parece que el mal está ganando, Él está obrando. Experimentaremos el mal en este mundo, pero, aun así, Dios reina. Hay un Salvador del mundo que corregirá todos los males. Aunque tome mucho tiempo, aunque no lo veamos en nuestra vida, el victorioso Jesús vencerá sobre los males que han cometido contra nosotras y el mal en nuestra contra. Esto no significa que nos rendiremos. Significa que le damos a Dios lo que nunca nos correspondió cargar.

Mientras tanto, hacemos espacio para lo que no entendemos… para el misterio de Dios. Romanos 11:33-36 nos lo recuerda:

“¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos! Pues, ¿QUIÉN HA CONOCIDO LA MENTE DEL SEÑOR? ¿O QUIÉN LLEGO A SER SU CONSEJERO? ¿O QUIÉN LE HA DADO A ÉL PRIMERO PARA QUE SE LE TENGA QUE RECOMPENSAR? Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén.” (NBLA).

Padre Celestial, purifica mi corazón hoy. Confío en Ti para manejar todo lo que surja que me haga sentir insegura o abrumada. Te rindo las situaciones que me preocupan. Ayúdame a ser obediente a Ti. Quiero caminar a Tu ritmo, en Tus caminos y en Tu tiempo. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Isaías 43:2, Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. (NVI)

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