Yo soy la vid, ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto. Pero separados de mí nada pueden hacer. Juan 15:5 (RVA-2015)
La amargura no puede resistir el poder transformador del Espíritu Santo. Eso es lo que Dios reveló después de ayudarme a superar el genocidio ruandés.
Cuando tenía solo 6 años, mis vecinos mataron a mi abuela y a mi tío, que me cuidaban, cuando estallaron los disturbios tribales en Ruanda. Mi vida quedó destrozada. La poca fe que tenía se desapareció, y a menudo me preguntaba por qué se me salvó la vida en esos meses de horror.
El primer destello de esperanza llegó a mi vida cuando recibí mi caja de zapatos de regalo de Operation Christmas Child. En mi orfanato, muchos niños fueron desplazados, por lo que tener mi propio regalo fue especial. La alegría me invadió, ya que tenía juguetes para jugar y un peine que conservé durante años, pero el impacto más profundo fue darme cuenta de que alguien en otra parte del mundo estaba pensando en mí. Eso plantó una semilla de esperanza en un momento en el que me sentía perdido.
Un año después, Dios comenzó a revelarme los milagros que había hecho para salvar mi vida. Entregué mi vida al Señor y comencé a permanecer en Él diariamente, como Jesús instruye en Juan 15:5:
Yo soy la vid, ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto. Pero separados de mí nada pueden hacer.
Cuanto más permanecía en Dios, más Él podaba mi amargura. Permanecer era la única forma en que podía sanarme de tanto dolor.
En mi proceso de sanidad, oré para encontrarme con quienes mataron a mi familia. Si bien quería enfrentar a las personas responsables de tanto dolor en mi vida, también oré para que Dios me diera fuerzas para perdonar. Dios diligentemente eliminó la amargura en mi corazón, dejando espacio para Su fruto de perdón.
En 2013, en un viaje de regreso a Ruanda, Dios respondió mi oración. Visité al hombre responsable de matar a mi tío y, por la gracia de Dios, le dije que lo había perdonado.
Lo que comenzó con una caja de zapatos de regalo me llevó a la salvación, la sanidad y, en última instancia, el perdón milagroso.
Mi permanencia en Dios no es perfecta. Por un tiempo, incluso estuve enojado con Dios por mi dolor, pero en ese momento estaba cegado a los milagros que Dios hizo para salvarme y glorificar Su nombre. Tengo el desafío de permanecer en Jesús diariamente porque mi proceso de sanidad es continuo.
Quizás nunca olvidemos el dolor, pero no tenemos porqué vivir atados a la amargura. Ruego que des el siguiente paso hacia el perdón. ¿Necesitas dejar de culpar a Jesús por las heridas del pasado y, en cambio, aceptarlo como tu Señor y Salvador? ¿Necesitas perdonar a alguien o pedir perdón? O quizás vives en paz, pero aun así necesitas compartir el evangelio con alguien. Cualquiera sea el caso, que permanezcas en Jesús y permitas que Él transforme tu corazón.
Dios, gracias por perdonar nuestros pecados contra Ti. Arranca la amargura de nuestros corazones y cultiva en nosotros el perdón como fruto de Tu Espíritu. Mientras nos guías a través de la sanidad, ayúdanos a permanecer en Ti. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Recibir una caja de regalos de Operation Christmas Child fue un momento decisivo en la vida de Alex Nsengimana. Desde que recibió su caja de zapatos de regalo, Alex fue adoptado por una familia cristiana en Minnesota. Hoy, Alex viaja por todo el país compartiendo sobre el impacto de Operation Christmas Child y el mensaje transformador del perdón de Dios.
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Juan 15:6-9, Si alguien no permanece en mí, es echado fuera como rama y se seca. Y las recogen y las echan en el fuego, y son quemadas. “Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho. En esto es glorificado mi Padre: en que lleven mucho fruto y sean mis discípulos. Como el Padre me amó, también yo los he amado; permanezcan en mi amor. (RVA-2015)
¿Quién es alguien en tu vida que Dios te ha pedido que perdones?
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