Cuando vieron la estrella, ¡se llenaron de alegría! Mateo 2:10 (NTV)

Limpié el glaseado embadurnado de la mesa, respirando hondo para calmar mi corazón que latía a toda prisa.

«¿De qué sirve tanto esfuerzo?» suspiré, secándome las lágrimas, dejando atrás una mancha de azúcar en mi mejilla. «¿Por qué sigo esforzándome?» Tiré al basurero las paredes de la casita de jengibre colapsadas y las gomitas pegajosas, desechando otro proyecto fallido de Pinterest.

¿Por qué nos empeñamos tanto para crear recuerdos divertidos de las festividades, sólo para sentirnos fracasadas? Imaginamos estas semanas como si fueran el guión de una película navideña de Hallmark: momentos familiares hermosos con música alegre en el fondo. Pero la realidad choca contra esos sueños, dejándonos insatisfechas y cansadas.

En lugar de risas y momentos preciados… caos y lamentos.
En lugar de un paseo divertido por un vivero de árboles… dedos congelados y quejas de hambre.
En lugar de galletas de azúcar perfectamente glaseadas … orillas quemadas y glaseado demasiado líquido.
En lugar de reuniones familiares llenas de paz … palabras hirientes y sentimientos lastimados.

Se supone que sea la época más maravillosa del año. Entonces, ¿cómo nos desprendemos del mal humor tipo Grinch y la tristeza al estilo de Charlie Brown para recuperar la alegría de la Navidad?

Me anima la historia de los sabios del oriente que ha sido conservada para nosotros en las Escrituras. Mientras seguían una brillante estrella por cientos de millas, buscando a Jesús, se detuvieron en el palacio de Herodes en Jerusalén.

Pero el rey Herodes tuvo que decirles que Jesús no estaba ahí: Él estaba en Belén. “Después de esa reunión, los sabios siguieron su camino, y la estrella que habían visto en el oriente los guio hasta Belén. Iba delante de ellos y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella, ¡se llenaron de alegría!” (Mateo 2:9-10, NTV).

Se llenaron de alegría.

Me puse a reflexionar en esa frase. Cuando los sabios vieron la estrella, la traducción de la Biblia NBLA dice, “se regocijaron mucho con gran alegría” (Mateo 2:10).

Eso es lo que yo quiero para nosotras en esta época navideña: que recalibremos nuestra desorientación de las festividades y fijar nuestra mirada en la Luz brillante del mundo. Entonces nos regocijaremos con júbilo y celebración, tal cual los magos lo hicieron hace mucho tiempo.

Ofrezco esta oración para que la alegría navideña sea un camino sencillo para volver nuestra atención al Rey Jesús. Espero que las palabras de esta oración te guién a Su presencia una y otra vez:

Señor, ¡qué creativo eres hasta para usar las estrellas arriba para guiar a las personas a Tu presencia! Acércanos a Ti por cualquier medio en esta época navideña. Convierte nuestras desilusiones en motivos de oración, y nuestras celebraciones festivas en canales de adoración.

Sólo Tú brindas alegría verdadera al mundo, así que ayúdanos a detenernos, acallar nuestros corazones y fijar nuestros ojos en Ti, Jesús: la Luz que brilla más radiante que cualquier estrella. Así como los sabios se regocijaron con gran alegría, llénanos hasta desbordarnos con la maravilla de Tu nacimiento, Jesús.

Restaura el brillo de nuestros ojos y la alegría de la salvación en nuestros corazones mientras te buscamos, hoy y cada día. Sólo Tú eres digno de nuestra adoración, y sólo a Ti te alabamos. En el Nombre de Jesús, Amén.

RECOMENDAMOS

Para aprender más sobre la alegría que tenemos en Cristo, lee Deléitate en Dios por A. W. Tozer. Esta obra demuestra cómo los atributos de Dios, aquellas cosas que Dios nos ha revelado de Sí mismo, son un camino para entender la vida cristiana de adoración y de servicio. Estamos aquí para servirle y adorarle a Dios, y solamente podemos cumplir esa misión si reconocemos quién es Él. Esta es la esencia de la vida cristiana, y la fuente de toda nuestra plenitud, gozo y consuelo.

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PROFUNDICEMOS

Lucas 2:9-11, De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban aterrados, pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo—dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador—sí, el Mesías, el Señor—ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David! (NTV)

El anuncio del ángel prometió “gran alegría” por el nacimiento de nuestro Salvador (Lucas 2:10). Piensa en un recuerdo de Navidad en el que hayas experimentado esta gran alegría. ¿Qué te ayuda a tener una disposición de celebración y regocijo en tu corazón? ¿Qué lo dificulta? ¿Cómo puedes crear un mayor espacio para momentos de alegría con Jesús en esta temporada?

¡Nos encantaría escuchar de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios.

© 2024 por Asheritah Ciuciu. Todos los derechos reservados.

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