Oh, pueblo, confía en él siempre, derrama ante él tu corazón, pues Dios es nuestro refugio. Salmo 62:8 (NVI)

A veces no puedo quitarme la sensación de que soy una carga.

Incluso me he sentido así durante el tiempo de petición de oración en mi estudio bíblico semanal, uno de mis momentos favoritos con algunas de mis amigas más cercanas de la iglesia. Hemos compartido tantas cosas hermosas y difíciles. Pero cuando me toca hablar, a veces dudo.

Normalmente soy un libro abierto; comparto lo que hay en mi corazón sin vacilación. Pero, ¿qué pasa si están cansadas de escuchar sobre este mismo tema? El pensamiento resuena en mi mente. Entonces, en lugar de ser honesta, comparto mis peticiones seguras y superficiales.

Hay temporadas en la vida que duran mucho más de lo que esperamos, momentos en los que las mismas frustraciones parecen repetirse. Aunque sé que mis amigas escucharían sin quejarse, el peso de mi carga se siente demasiado pesado y no quiero ponerlo sobre sus hombros.

Tal vez te hayas sentido así también. Ya sea que se trate de una lucha persistente con tu salud, una relación rota que continúa causando dolor o una necesidad financiera que se siente imposible de superar, puede parecer interminable y abrumador.

Pero, amiga, por más que las personas que nos rodean se cansen de oír nuestras luchas, Dios nunca se cansa. Él nos invita a acercarnos a Él.

Salmo 62:8 nos recuerda, “Oh, pueblo, confía en él siempre, derrama ante él tu corazón, pues Dios es nuestro refugio”.

Dios no solo nos llama a confiar en Él con nuestros desafíos, sino que nos invita a derramar todo lo que agobia nuestros corazones: preocupaciones, tristezas, frustraciones y esperanzas incumplidas. En Él encontramos el refugio que necesitamos en medio de las tormentas que parecen demasiado largas para soportar.

A pesar de las noches en las que me he sentado en ese estudio bíblico y no dije lo que quería decir, me consuela saber que Dios nunca se siente agobiado por lo que pesa en mi corazón. Él nunca se cansa de mis oraciones repetidas.

A veces, desahogarnos con Jesús es lo que más necesitan nuestros corazones cansados. Él nos invita a llevarlo todo, no importa cuán caótico o pesado se sienta. Él ofrece la fuerza y el oído compasivo que anhelamos. Él provee exactamente lo que necesitamos.

Así que atrevámonos a correr hacia Él como nuestro lugar seguro. Él nunca se cansará de nuestras lágrimas.

Oh Señor, ayúdame a recordar que Tú me has pedido que confíe en Ti con todo mi corazón. Gracias porque no importa cuántas veces mi carga venga a mi mente, puedo derramarla ante Tí nuevamente. Ayúdame a sentir Tu tierna protección ante esta tormenta mientras acudo a Ti, mi Refugio. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

1 Pedro 5:7, Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. (NVI)

¿Qué ansiedad necesitas depositar en el Señor hoy? ¿Alguna vez has sentido que Dios no quiere escuchar tus oraciones repetidas? ¿Por qué sí o por qué no? ¡Comparte tus pensamientos en los comentarios!

© 2025 por Ashley Morgan Jackson. Todos los derechos reservados.

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