Cuando el miedo intenta tomar el control

El miedo es algo con lo que batallo regularmente.

Tengo que esforzarme por no vivir en la dureza del peor escenario posible. Cuando siento un temor pequeño, en lugar de dominarlo, suelo alimentarlo y magnificarlo. Todo se sale de control porque me convenzo de que solo mi autoprotección me ayudará a evitar el peor escenario posible.

Una vez, esto sucedió cuando mi hija de 15 años anunció que quería pasar el verano con una familia misionera en una aldea remota de África. En el momento en que nos lo dijo, mi mente comenzó a pensar en todos los posibles escenarios peligrosos. El miedo abrumó mis emociones hasta el punto de que no podía escuchar ninguno de los detalles que ella estaba compartiendo. Rápidamente y con severidad dije: «¡absolutamente no!».

Ella trató de defender su caso, pero yo seguía diciendo que no.

La expresión de dolor y confusión en su rostro seguía apareciendo en mi mente. Me sentía en un conflicto total. Quería lo mejor para ella, pero mi miedo seguía prevaleciendo sobre cualquier consideración para dejarla ir. Quería protegerla, pero mi deseo se convirtió en control en el momento en que me negué a orar y buscar a Dios al respecto. Cada vez que quiero que las cosas se hagan a mi manera más que buscar la sabiduría, dejo de consultar mis deseos con Dios y fácilmente me desvío del camino.

Cuando tenemos miedo de perder el control, desconfiamos de Dios. Cuando tratamos de tomar el control, en realidad no dejamos espacio para que Dios sea Dios.

Eventualmente, escuché a Dios diciéndole a mi corazón: «el lugar más seguro para tu hija es en el centro de Mi voluntad».

Aún con miedo y ansiedad, poco a poco fui abriendo mi corazón a la posibilidad de que ella hiciera ese viaje. Mis temores no eran infundados, pero a medida que fui soltando el control de la situación, adquirí una sensación más profunda de confianza en Dios y de que, si todos los detalles salían bien, no permitiría que mi miedo detuviera a mi hija.

¿Alguna vez has hecho algo similar, convirtiendo una preocupación en un gran MIEDO en mayúsculas?

En mi caso, cuando el miedo surge en mi corazón, este tiende a alimentar mis dudas. Antes de darme cuenta, estoy intentando controlar las cosas que me rodean para controlar mi miedo. He aprendido que es en ese momento cuando debo responder a mi miedo con fe, basándome en lo que dice la Palabra de Dios:

Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:7).

Ese viaje misionero de verano hizo que mi hija creciera más en su fe en Dios que cualquier otra experiencia que hubiera tenido. Dios tenía un plan y estoy muy agradecida de que mi deseo de controlar las situaciones que me causaban miedo no haya arruinado esa experiencia.

Aunque esto sucedió hace más de 10 años, pienso en esa situación a medida que surgen otros miedos en mi vida. Recordar la Verdad de Dios y Su fidelidad en esa experiencia me ha ayudado a luchar contra mi miedo.

No sé qué peores escenarios están intentando robarte la paz en este momento, querida hermana. Pero sí sé esto: Dios tiene el control total y lleva nuestras vidas en Sus manos.

Dios, gracias por recordarme que el lugar más seguro para estar siempre está en el centro de Tu voluntad. Te doy el control hoy, eligiendo recordar y creer que eres bueno. Puedo confiar en Ti en todo momento. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Salmo 34:4, Busqué al SEÑOR y él me respondió; me libró de todos mis temores. (NVI)

¿Puedes pensar en un momento de tu vida en cual la fidelidad pasada de Dios y Su Verdad? ¿Cómo te ayuda a manejar mejor tu miedo al recordarlo?

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