¿Cuál es tu reacción ante la gracia?

No sabía si estaba más avergonzada por mi error o por mis lágrimas.

Sentada en el coche, con el teléfono pegado a la mejilla, alternaba el llanto con las disculpas a mi amiga. Me había llamado por mi retraso a la cena. Una cena de la cual se me había olvidado por completo.

«No pasa nada, Taylor. De verdad». Su tono era cálido, firme y totalmente imperturbable. «Lo dejaremos para la semana que viene».

El calor irradiaba de mi cuerpo mientras nos despedíamos. ¿Cómo pude olvidarlo? ¿Por qué me puse tan emocional al respecto? Debí haber… Fue entonces, en medio de mis pensamientos, cuando Dios depositó algo en mi corazón que me sobresaltó: Quiero que notes tu reacción a la gracia.

Desde que tengo memoria, he luchado conmigo misma cuando otros me obsequian gracia. Durante algunas temporadas, la gracia se ha sentido liberadora y cercana. Otras veces, la gracia me ha parecido una melodía cantada, sobre todo en grupos de la iglesia, en un idioma que no podía entender.

Tal vez te sientas identificada. Y te cuento que no estamos solas. Marcos 10 cuenta la historia de un hombre con una lucha similar. Marcos registra la conversación de este hombre con Jesús sobre cómo obtener la vida eterna. En primer lugar, Jesús le remitió a los Diez Mandamientos. La respuesta inmediata del hombre en Marcos 10:20 me hace sonreír: “—Maestro —dijo el hombre—, todo eso lo he cumplido desde que era joven” (NVI).

Traducción: «Me estoy esforzando tanto. ¡Mira todas las cosas que he hecho bien!» La vida que estaba viviendo era pulcra y brillante… y cerrada a la gracia, como si no la necesitara.

La comunicación no verbal de Jesús rara vez se describe en los Evangelios, y ésa es una de las razones por las que creo que el siguiente versículo es tan cautivador. Marcos registró la expresión facial de Jesús: “Jesús lo miró con amor” (Marcos 10:21a).

Si la compasión fuese como un cuerpo humano, ¿qué aspecto tendría? Tan solo imagina la mirada de Cristo. Ofreció una bondad infinita a este joven que se esforzaba tanto. Bendijo su esfuerzo y le extendió una invitación: “…tendrás tesoro en el cielo … ven y sígueme” (Marcos 10:21). Parece que Jesús no estaba tan enfocado en que este joven hiciera todo bien, sino en sencillamente amarlo.

¿Cuál es tu reacción ante la gracia? La forma en que respondemos a la gracia humana es, a menudo, un espejo de nuestra respuesta a la gracia divina.

El Dios que nos mira con amor no se inmuta ante nuestros defectos. Nuestros errores jamás cancelan los abrazos tiernos de Su corazón.

Dios anhela envolvernos en Sus brazos de gracia que borran nuestra vergüenza, acogiéndonos en la autocompasión, el arrepentimiento y la restauración. O, a veces, simplemente a respirar hondo antes de volver a intentarlo. Él ofrece no sólo gracia general, sino gracia específica. Un regalo marcado con nuestros nombres individuales, para nuestras historias únicas.

Muchas veces, Él deja más espacio para nuestra humanidad que nosotras mismas.

Estoy aprendiendo que confiar de verdad en el amor incondicional y la soberanía de Dios nos obliga a relajarnos. En tu vida y en la mía se desenvuelve un plan eterno que ninguno de nuestros errores o fracasos puede detener.

Querido Dios, ayúdame a recibir Tu gracia hoy. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

1 Timoteo 1:14, Ciertamente la gracia de nuestro Señor se derramó sobre mí con abundancia, junto con la fe y el amor que hay en Cristo Jesús. (NVI)

¿Cuál es tu reacción típica al derramamiento abundante de la gracia de Dios? 

¿Cómo puede estar invitándote Dios hoy a una experiencia más profunda de Su gracia? ¡Nos encantaría conocer tu opinión! Comparte tus pensamientos en la sección de comentarios.

© 2025 por Taylor Joy Murray. Todos los derechos reservados.

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