Y sucedió que a la séptima vez, él dijo: «Veo una nube tan pequeña como la mano de un hombre, que sube del mar». 1 Reyes 18:44a (NBLA)
Me encontraba en una temporada de sequía, orando por respuestas pero sin presenciar cambios.
Un día mientras nos tomábamos un café, mi amiga casualmente mencionó un versículo de la Biblia sobre la confianza en el tiempo de Dios. No fue una gran revelación, pero sus palabras me cayeron como un atisbo de esperanza, un pequeño recordatorio de que Dios aún estaba obrando.
Aunque ese momento no haya solucionado todo, sí sirvió como la primera señal en el horizonte, prueba de que Dios no se había olvidado de mí. A veces, eso es todo lo que necesitamos, un atisbo de esperanza que nos recuerde que Dios se está moviendo, incluso cuando no logramos ver el cuadro completo.
En 1 Reyes 18, el profeta Elías estaba parado en el monte Carmelo tras una larga sequía, aguardando la lluvia. Elías oró fervientemente y envió a su sirviente seis veces para que verificara el horizonte, y cada vez recibió el mismo informe: nada. No fue hasta la séptima vez que finalmente el sirviente observó algo.
“«Veo una nube tan pequeña como la mano de un hombre, que sube del mar»” (1 Reyes 18:44a).
No era mucho, pero era lo suficiente. Esa nube minúscula anunciaba el fin de la sequía y el inicio del aguacero prometido por Dios. Una nube pequeña se convirtió en el símbolo de una bendición masiva.
Esta historia nos enseña que algunas veces solamente obtenemos una pizca de lo que Dios está haciendo. Tal vez estemos orando por grandes avances o aguardando señales inconfundibles; sin embargo, a menudo Dios envía un empujoncito, un recordatorio pequeño de Su fidelidad. Podría ser a través de la charla con una amiga, un acto de bondad de un extraño o una sensación de paz decantando sorpresivamente sobre nosotras en medio del caos. Estos momentos son como esa nube: pequeños, pero llenos de la promesa de algo mayor.
La provisión de Dios a menudo comienza de manera modesta. La lluvia que acabaría con la sequía no inició con una tormenta; comenzó con una nube pequeña. ¿Cuáles son las nubes pequeñas que se forman en el horizonte de tu vida ahora mismo?
Tal vez has estado esperando el mover de Dios, y has presenciado vislumbres de gracia: cambios sutiles, incitaciones suaves o pequeñas bendiciones que parecen insignificantes. ¿Qué ocurriría si aquellos son el inicio de algo mucho mayor de lo que te imaginas?
Esperar es difícil. Ansiamos respuestas inmediatas, resultados significativos y dirección clara. Pero la fe a menudo requiere de paciencia y confianza en el obrar de Dios entre bambalinas. Dios nos llama, como a Elías, a sujetarnos en la esperanza incluso cuando la evidencia parece diminuta. Esas pequeñas nubes de esperanza, ya sean momentos de paz, oportunidades inesperadas o cambios en nuestros corazones, son susurros de Sus promesas. Al ampararnos en los tiempos de Dios podremos elevar nuestras perspectivas y permitirnos ver las señales de Sus bendiciones increíbles a la vuelta de la esquina, recordándonos que Dios está cerca y que Su plan aún está desplegándose.
Amado Señor, te doy gracias por las nubes de esperanza que envías para recordarnos Tu fidelidad. Cuando nuestros corazones se sienten fatigados, ayúdanos a confiar en Tu obrar. Fortalece nuestra fe, y danos paciencia mientras aguardamos por el aguacero de Tus bendiciones. En el Nombre de Jesús. Amén.
Cuando empezamos a dudar de que Dios esté presente y que obra a nuestro favor, necesitamos recordar nuestra esperanza en Él. Hoy puedes encontrar tal recordatorio al recibir nuestro recurso gratuito: ¿A Dios le importa por lo que estoy pasando? 10 promesas de Dios que puedes recordar cuando te sientas olvidada. Dios siempre honra Sus promesas. Y Él tiene promesas para ti.
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Job 8:7, Aunque tu principio haya sido insignificante, Con todo, tu final aumentará sobremanera. (NBLA)
Isaías 55:8-9, «Porque Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, Ni sus caminos son Mis caminos», declara el SEÑOR. «Porque como los cielos son más altos que la tierra, Así Mis caminos son más altos que sus caminos, Y Mis pensamientos más que sus pensamientos. (NBLA)
¿Qué señal pequeña de la fidelidad de Dios has notado en tu vida recientemente, incluso si te pareció insignificante en aquel momento? Comparte cómo te ha alentado a seguir confiando en Su tiempo. ¡Compártelo con nosotras en los comentarios!
© 2025 por Dr. Gladys Childs. Todos los derechos reservados.
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