Tengo más que suficiente

Cuando mis hijos eran pequeños, coleccionaban con entusiasmo figuras de acción de Star Wars. En la parte posterior de cada paquete se mostraba una pequeña imagen de cada figura disponible. Incluso antes de que liberaran la nueva figura de su envoltura, estudiaban la parte posterior.

«No tengo este ni este ni este...». Se centraban en lo que les faltaba.

Un día, ya me había hartado. «¡No habrá más figuras de acción, ni más naves espaciales! Confórmense con los que tienen».

Con demasiada frecuencia, soy como esos niños pequeños. Me enfoco en lo que no tengo: la última moda, un salario más alto, más seguidores en las redes sociales. Al igual que mis hijos, paso por alto mis bendiciones múltiples, como ropa cómoda, medios para mantener a mi familia y mis amigas reales.

Me pregunto: ¿qué piensa Dios cuando me enfoco más en lo que no tengo que en lo que sí tengo? ¿Cómo sería conformarme con lo que tengo?

Para mi sorpresa, el edicto que emití a mis hijos abrió una puerta a la creatividad. Durante los meses siguientes, nuestros hijos construyeron una estación espacial del tamaño de una habitación con cajas de zapatos, tubos de servilletas y “tesoros” que se les dieron o que recogieron de la basura. Sus figuras de acción vivían en un laberinto de habitaciones interconectadas. Había una cafetería con mesas y sillas hechas con carretes vacíos encontrados en mi costurero. Las paredes y los suelos de cartón estaban cubiertos de azulejos blancos que habían quedado de la renovación del baño de un vecino.

Lo que tenían eran pedazos variados de chatarra y la imaginación que Dios les había dado. Era más que suficiente. Esto me recuerda nuestro versículo clave, Salmo 23:1: “El SEÑOR es mi pastor, nada me falta”.

Yo también tengo más que suficiente para cumplir el propósito de Dios para mi vida. Pero cuando me enfoco en lo que no tengo, me quedo atascada, pensando que necesito una habilidad más, una oportunidad más, un vínculo más… para tener éxito.

Con sus ojos enfocados en figuras de plástico creadas con la imaginación de otra persona, mis hijos no vieron el valor de las cajas de zapatos vacías y los tubos de cartón. Del mismo modo, cuando me enfoco en el éxito de otra persona, no veo el valor de los recursos y habilidades que Dios me ha dado.

Si abro los ojos, descubro mis propias cajas de oportunidad: un talento para empezar a usar, una amiga para animar, una nueva forma de servir. Al igual que los carretes vacíos, las habilidades viejas se pueden usar de maneras nuevas. Puedo recoger las sobras de un proyecto anterior y convertirlas en algo muy diferente.

Tomemos este devocional como ejemplo. Comenzó con un recuerdo viejo, que se transformó en un comentario casual, que me recordó un versículo de la Biblia que memoricé cuando era niña. Con las habilidades de escritura que Dios me ha permitido perfeccionar a lo largo de los años, tenía todo lo que necesitaba para unir estas palabras.

Dios ya ha provisto lo que necesitamos para hacer Su voluntad en este momento. No nos falta nada.

Gracias, Señor Dios, por las habilidades y recursos que me has dado. ¡Tengo todo lo que necesito! Abre mis ojos a las oportunidades que has puesto delante de mí. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Lucas 6:38, Den y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida con que midan a otros, se les medirá a ustedes». (NVI)

Efesios 2:10, Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica. (NVI)

¿Cómo cambiaría tu actitud y tus acciones si te enfocaras en lo que tienes en lugar de enfocarte en lo que te falta? En los comentarios, termina esta frase: “tengo todo lo que necesito para [completa el espacio en blanco]”.

© 2025 por Shirlee Abbott. Todos los derechos reservados.

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