Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. Filipenses 3:13b-14 (NVI)
Me quedé paralizada de horror ante el sonido de los cristales que estallaron. Mi esposo había estado guardando un plato en nuestra alacena de vajillas cuando el estante superior, que contenía una variedad de platos para servir que eran reliquias de mi familia, se cayó sobre los estantes de abajo. Mi esposo no resultó herido, pero había fragmentos de vidrio por todas partes.
Nos lanzamos a limpiar el desorden, pero yo estaba devastada. Los platos quedaron irreparables, uno se hizo añicos, quedando en meras migajas. Barriendo recuerdos familiares en mi recogedor, quería llorar como si estuviera de luto.
Pero luego recordé que tenía una teleconferencia de negocios que comenzaría pronto. Tuve que dejarle el recogedor a mi esposo e irme.
Uno de los momentos más amargos en la vida es cuando pierdes para siempre algo que valoras. De pronto una lesión deportiva altera permanentemente un estilo de vida activo. Un diagnóstico de cáncer prohíbe tener hijos. Perdemos un trabajo o ministerio perfecto. Cuando los sueños se hacen añicos en migajas, la pérdida puede paralizarnos y bloquearnos los deseos nuevos. Pero la vida avanza, y avanzamos a medias porque no hay alternativa.
¿Es posible dejar atrás el pasado?
El apóstol Pablo les dijo a sus amigos en Filipos: “Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13b-14).
Pablo dejó atrás su pasado porque reconoció que los propósitos eternos de Dios para él en Cristo eran más importantes que su herencia judía o los “momentos de reliquia” enumerados en Filipenses 3:3-6. Acogió la nueva temporada que Dios tenía esperándole.
Entonces, ¿cómo avanzamos cuando la vida parece haber terminado? La Biblia explica cómo podemos recuperar la esperanza en el futuro:
Buscar reemplazos con valor eterno. En otra parte, Pablo nos anima a que “busque [mos] las cosas de arriba, donde está Cristo” (Colosenses 3:1b, NVI). El centrar nuestro enfoque en aspiraciones con un propósito duradero nos facilita soltar las cosas que no duran.
Fijar nuestros ojos en Jesús. Jesús soportó el dolor de la vida terrenal y la muerte en la cruz porque tenía un objetivo mayor en mente: nuestra salvación (Hebreos 12:2). Pregúntale a Dios cuál es Su gran propósito para ti.
Estar segura de que los planes de Dios para nosotras son buenos. Puedes confiar en la bondad y sabiduría de Dios cuando sigues adelante. Él quiere lo mejor para ti (Jeremías 29:11).
La confianza en que Dios puede rehacer el pasado nos permite alejarnos de nuestros sueños rotos, incluso si, en este momento, no tiene sentido y es muy difícil. Cuando dejamos ir el pasado, liberamos nuestras manos para acoger el futuro que Dios nos tiene reservado.
¿Estás de pie sobre los fragmentos de una esperanza rota? A medida que avanzas en fe, pide a Dios que te muestre lo que tiene reservado para ti.
Señor, es difícil confiar en Ti cuando la vida parece estar destrozada más allá del reconocimiento. Quiero confiar en Tí para mis próximos pasos, incluso si no puedo ver hacia dónde me dirijo. Ayúdame. En el Nombre de Jesús, Amén.
Sea cual sea nuestro pasado, nuestro Dios nos pondrá en el camino de la sanidad. Mientras seguimos a Él, incluso en medio de circunstancias desalentadoras, podemos incorporar un nuevo ritmo para permanecer conectadas con El Señor y seguir amando a los demás. En su devocional Lo vas a lograr, Lysa TerKeurst nos guía a través de la práctica de recibir el aliento, la instrucción y la Verdad de Dios para empezar el día y soltar a Dios todo lo que nos agobia al final de cada jornada.
¿Buscas más aliento? Proverbs 31 Ministries tiene recursos bíblicos gratuitos en español que traerán esperanza y te ayudarán a navegar el día a día.
Isaías 61:4, Reconstruirán las ruinas antiguas y restaurarán los escombros de antaño; repararán las ciudades en ruinas y los escombros de muchas generaciones. (NVI)
Después de que los israelitas vieron destruidos sus hogares y ciudades, Dios prometió restauración física y algo aún mayor: la venida del Mesías. ¿Cómo es que tu relación con Jesús ha restaurado tu vida y te ha dado un propósito eterno? Nos encantaría escuchar tu historia en los comentarios a continuación.
© 2025 por Karen Wingate. Todos los derechos reservados.
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