Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente. Génesis 50:20 (NBLA)
He citado tantas veces la primera parte del versículo clave de hoy “Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien”. Pero a menudo paso por alto la parte que dice “para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente” (Génesis 50:20).
Y si no incluyo esa última parte, podría pensar equivocadamente que este versículo simplemente significa que Dios hará algo bueno para mí con lo que otros me han arrebatado.
Pero eso es solo una parte de la verdad.
Indudablemente, Dios realiza el bien a través de todas las cosas. Sin embargo, a veces vemos el bien mediante una perspectiva global y no como un regalo personal. Dios obra para bien incluso cuando no podemos trazar líneas rectas que muestren que ciertos acontecimientos son buenos para nosotras. Y lo que importa es cómo respondemos a esta verdad.
Esto nos trae a la historia de José, quien pronunció las palabras en Génesis 50:20. ¿Cómo fue que José llegó a tener esta perspectiva sobre la bondad de Dios? Retrocedamos un poco, porque José definitivamente tuvo una vida llena de altibajos.
Primero, los hermanos de José se sintieron ofendidos por el favoritismo que su padre mostraba hacia él. Permitieron que la ofensa se convirtiera en resentimiento, envidia, enojo y odio, lo cuál los llevó a hacer lo impensable: planearon matarlo. Pero en su lugar, lo arrojaron a un pozo y decidieron venderlo como esclavo en Egipto (Génesis 37:17-28).
Después, durante años de angustia y confusión, José permaneció cerca de Dios. Y el favor de Dios estuvo sobre él (Génesis 39:2; Génesis 39:21). Eventualmente llegó a ocupar una posición de gran poder en Egipto. Cuando vino la hambruna, gracias a su cargo, José fue capaz de administrar el suministro de alimentos.
El hambre hizo que sus hermanos viajaran a Egipto en busca de comida, y José tuvo que elegir: obligarlos a pagar por lo que le habían hecho… o perdonarlos.
Él eligió perdonarlos, y es ahí donde encontramos nuestro versículo clave: “Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente” (Génesis 50:20).
¿Es posible que una persona que fue arrojada a un pozo por su familia y vendida a la esclavitud no se preguntara si algo bueno saldría de su historia? Seguramente José se lo preguntó.
Pero Dios tenía un plan. La traición de sus hermanos no fue el final de la historia de José. Del pozo al palacio, José fue colocado en una posición que le permitió salvar a su familia, la cuál se convertiría en la nación de Israel. Su declaración en Génesis 50:20 es una imagen hermosa de redención y esperanza.
Amiga, el Señor también tiene un plan para tu vida. Y tú también tienes que elegir entre perdonar u ofenderte. ¿Qué camino elegirás?
Recordemos esto: nuestro trabajo es ser obedientes a Dios. Todo lo demás es trabajo de Dios.
Dios Padre, confieso que muchas veces me cuesta ver lo bueno en ciertas situaciones, excepto cuando lo bueno me beneficia a mí. Ayúdame a ver más allá de mi misma y responder de una forma que Te honre, reconociendo el bien mayor que puede surgir de las circunstancias que a primera vista, no parecen buenas. En el Nombre de Jesús. Amén.
¿Alguna vez te has sentido atrapada en un ciclo de dolor sin resolver, repitiendo las ofensas una y otra vez en tu mente? Sabes que no puedes continuar así, pero no sabes qué hacer. Amiga, no tienes que seguir sufriendo por lo que te hayan hecho otras personas. Al descubrir lo que la Biblia dice realmente sobre el perdón, puedes deshacerte del resentimiento acumulado y superar la resistencia a perdonar a las personas que no están dispuestas a hacer las cosas bien. ¡Aprende más en Perdona lo que no puedes olvidar por Lysa TerKeurst!
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