Él nos ve

Me encontraba en una aldea rural en Kenia con Convoy of Hope, rodeada de mujeres masái. Estábamos ayudando a equipar a estas mujeres con opciones para alcanzar libertad económica, y varias de ellas ya tenían negocios y comenzaban a proveer para sus familias.

A pesar de este impacto tan poderoso que cambiaría a sus familias por generaciones venideras, este grupo particular de mujeres aún enfrentaba luchas duras: abuso físico y emocional por parte de sus esposos y maltrato de las co-esposas en matrimonios polígamos.

Mientras escuchaba sus historias, sabía que recibirían apoyo que transformaría sus vidas, y que estaban recibiendo amor incondicional de parte de nuestro equipo. Sabía que era posible que llegaran a experimentar un cambio en sus hogares. Pero, ¿qué podría decirles para darles esperanza inmediata? ¿Cómo podría animarlas?

El Señor me trajo a la mente a Agar, la sierva de Abram y Sarai, quien también se encontraba en una situación desesperante. Agar había sido maltratada y desechada, vista como una mujer sin poder ni posición. Me imagino que se sentía como algunas de las mujeres con las que me senté… devaluada, invisible y llena de desesperanza. ¿Alguna vez te has sentido de esta manera? Sin duda alguna, yo sí.

Embarazada y sola, Agar huyó al desierto en Génesis 16. Y fue allí, en su punto más bajo, donde Dios vino a su encuentro, le habló directamente y la llamó por su nombre.

Dios la buscó, no para condenarla, sino para restaurarla. Él no la removió de su situación, pero transformó su corazón. Dios afirmó su valor y le devolvió su dignidad. Ella respondió dándole a Dios el nombre en hebreo El Roi, “Como el SEÑOR le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve»” (Génesis 16:13).

Si bien no me enfrento a las mismas circunstancias que Agar o las mujeres masái que conocí, a menudo me he sentido invisible, desapercibida, no deseada o indigna. Pero en esos momentos, Dios me ha recordado, cómo le recordó a Agar: Yo te veo. Y esto cambia todo. Sabe mi nombre. Él también conoce el tuyo. Dondequiera que te encuentres hoy, Él te ve.

Cuando paso por temporadas difíciles y me siento incompetente o abrumada, me anclo en esta verdad: mi valor se encuentra solamente en Dios. Él me creó a Su imagen. Eso, por sí solo, me da una dignidad que nadie me puede quitar.

No importa tu cultura o la realidad que enfrentes, aquí está la verdad:

• Tus circunstancias no definen tu valor, Dios lo hace.

• Él te ve y sabe tu nombre.

• Su presencia restaura tu dignidad y lo cambia todo.

• Eres profundamente valorada.

Dios, gracias porque Tú eres el Dios que ve. Hoy reconozco que mi valor y mi dignidad se encuentran sólo en Ti. Ayúdame a permanecer arraigada en Tu verdad, y recuérdame que estás conmigo cada día. Te amo y te doy gracias. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Convoy of Hope es una organización humanitaria global basada en la fe. Cuando las mujeres participan en el programa Women’s Empowerment de Convoy, se rompe el ciclo de la pobreza. Con tu ayuda, Convoy colabora con mujeres que emprenden sus propios negocios y mantienen a sus familias. Capacitar a mujeres y niñas para que defiendan sus derechos crea oportunidades que perduran por generaciones.

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Salmo 139:13-14, Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien. (LBLA)

Recuerda un momento en que te sentiste invisible o ignorada. ¿Cómo podría cambiar tu perspectiva saber que Dios estaba presente contigo en ese momento, aun cuando no lo notaste?

¿Hay alguien en tu vida que pueda sentirse invisible en este momento? ¿Cómo puedes reflejar el amor y la atención de Dios hacia ella esta semana? ¡Comparte con nosotras en los comentarios!

© 2025 por Cicely Thomas. Todos los derechos reservados.

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