Introducción:
En un momento u otro, nos tocará tener conversaciones difíciles. Probablemente puedas recordar más de una conversación crucial que no salió como querías. Quizá tú misma la iniciaste, pero luego dijiste algo equivocado. O tal vez la otra persona se ofendió, se alteró, o simplemente no respondió de la manera que esperabas. Tal vez querías abordar la conversación con delicadeza y amabilidad, pero te dejaste llevar por los sentimientos, y solo podías pensar en demostrar que tenías razón.
Como cristianos, somos llamadas a amar a nuestro prójimo como a nosotras mismas (Mateo 22:39) y que nuestro hablar con los demás sea "siempre con gracia, sazonada como con sal" (Colosenses 4:6, NBLA). Y a veces, sentimos la necesidad de reprender a un hermano o hermana en Cristo cuando ha hecho algo para lastimarnos a nosotras o a otros, o cuando están participando activamente en un comportamiento destructivo o predicando algo contrario a la Palabra de Dios. Esto puede ser incómodo.
Iniciar una conversación difícil con alguien, y descubrir cómo hacerlo sin herir profundamente a esa persona o la relación, puede ser la parte más difícil del proceso.
Creamos esta guía para darte algunos pasos prácticos y bíblicos para tener conversaciones desafiantes con las personas que amas.