¡Hola!
Hemos llegado a nuestro primer viernes y terminamos la primera semana. Mi corazón está sonriendo, porque has llegado aquí conmigo. No soy mucho de dar abrazos, pero si estuviéramos de frente, de seguro te abrazaría, ¡porque esto del perdón es difícil!
Me pregunto si ¿han empezado a resurgir en tu mente recuerdos de momentos difíciles tal como lo han hecho en la mía? Puede que aún no estés lista para empezar a procesar esos recuerdos difíciles y dolorosos. Lo entiendo. Yo también tuve que tomar una pausa con esos recuerdos. Pero algo cambió dentro de mí y decidí que era ya era el momento, al leer lo que Lysa compartió en la página 10 de Perdona lo que no puedes olvidar:
“... los que cooperan más plenamente con el perdón son los que bailan con más libertad en la belleza de la redención.”
Mi abuelo me enseñó a bailar. El hacía que yo pusiera mis pies encima de los suyos y que sostuviera sus manos mientras él se movía de lado a lado, hacia adelante y hacia atrás. Me reía de que donde quiera que él pisaba, mi pie pisaba también. Me divertía y gozaba tanto al dar vueltas con él. Esta es la visión que Dios me dio de cómo Él desea que yo sea. Libre en Su presencia sanadora.
Así como tuve que confiar en mi abuelo para que me enseñara los pasos de baile, tengo que confiar en Dios para que sane mi corazón. Necesito apoyarme en Su Palabra, leer las Escrituras y tomar Su mano mientras caminamos juntos a través de todo. Lo bueno y lo difícil.
Al concluir nuestra primera semana, una cosa a la que podemos aferrarnos es que Dios está aquí mismo con nosotras. A Él no le asustan nuestros llantos feos y mocosos, nuestro silencio o aún nuestros berrinches. Él nunca nos deja, nunca nos abandona, ¡nunca jamás! Tal como dice en Deuteronomio 31:6:
“...el Señor tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará” (NBLA).
Elijamos seguir adelante y crecer juntas durante estas semanas de estudio. Pueden haber algunos momentos en los que necesites pausar, tomar aire, y detenerte con Jesús en la quietud por un tiempo, y eso está bien. Estas son algunas cosas difíciles en las que estamos trabajando. No te rindas, ¿vale?
Orando por ti,
Angela
De corazón a corazón:
Recuerda no importa dónde te encuentres en esta travesía del perdón, Dios nunca te dejará! Déjanos saber en los comentarios.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.