by
Barb Green
| nov. 21, 2024
Lo más probable es, que si eres como yo, hayas luchado con la comparación y la envidia.
Estos sentimientos ocurren de la nada. Mi casa se ve muy bien … hasta que una amiga redecora la suya. Su ingeniosa combinación de colores y sus astutas habilidades de restauración han creado habitaciones que parecen de revista. De repente, mi casa se siente anticuada y sencilla.
No pasa mucho tiempo para que todo lo que ha sido de bendición palidezca ante la comparación. Estoy cegada de ver lo que tengo frente a lo que no tengo. Mi corazón se ve atraído a un lugar de ingratitud y descontento. A medida que asumo que todo es genial para aquellas que poseen lo que yo no tengo, me vuelvo cada vez menos agradecida por lo que es mío.
Se me olvida la advertencia hallada en Proverbios 14:30: “El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia carcome los huesos”. Y esto es lo más asombroso … Las cosas para la persona con la que me comparo casi nunca son lo que parecen. Todo el mundo tiene cosas no tan agradables en sus vidas.
Así que ahora, cada vez que tengo una visión idílica de la vida de otra persona, a menudo digo en voz alta: «no estoy equipada para manejar lo que esa persona enfrenta, tanto lo bueno como lo malo».
Dios me ha enseñado mucho sobre cómo cortar de raíz la comparación para que no se convierta en envidia y celos en estado avanzado. La afirmación anterior ha sido una de las realizaciones principales que Dios me ha dado. Cada situación tiene cosas buenas y malas. Cuando quiero lo mejor de otra persona, debo darme cuenta de que también estoy pidiendo lo malo que viene con ello. Es un paquete entero. Y por lo general, si le doy tiempo suficiente a algo para que se desarrolle, me encuentro agradeciendo a Dios que no recibí el paquete de la otra persona.
Una de las primeras veces que llegué a comprender esta verdad fue en la escuela secundaria cuando conocí a una niña hermosa en el teatro infantil de mi ciudad. Ambas éramos niñas actoras en ciernes para una obra de teatro navideña. Durante los ensayos, recuerdo haber visto sus piernas largas de bailarina moverse de una manera que mis extremidades nunca podrían hacerlo. Sus piernas eran musculosas, delgadas y elegantes.
Un día sintió un dolor inusual en su pierna izquierda. Y luego una cita con el médico se convirtió en un montón de análisis que resultaron en una estadía en el hospital que desembocó en un diagnóstico: cáncer. Una cirugía para extirpar un tumor se convirtió en una amputación, lo que supuso un cambio completo de vida. Su mundo se llenó de palabras que ningún niño debería jamás conocer: quimioterapia, prótesis, caída del cabello y bastones.
Cuando era niña, me quedé atónita por todo el asunto. Especialmente porque recuerdo claramente noche tras noche verla deslizarse por el escenario, pidiéndole a Dios piernas exactamente como las de ella.
No estoy equipada para el bien de otra persona.
No estoy equipada para el mal de otra persona.
No estoy preparada para ser otra persona de ninguna manera.
Sin embargo, estoy perfectamente equipada para ser yo misma.
No quiero dar la imagen de que todo lo bueno que alguien más tiene terminará en una tragedia. Ese no es el caso. Pero tal vez en lugar de centrarnos en todo lo que nos falta, hoy podamos elegir la gratitud.
Y si eso te parece poco realista en este momento debido a algo difícil que estás enfrentando, recuerda esto: elegir la gratitud justo en medio de lo difícil no es negación, más bien se trata de elegir sólo lo que se puede hacer hoy. La gratitud no es algo que debamos contener dentro de nosotras mismas. Tal vez sea algo que experimentamos y expresamos justo en medio de todo: lo bueno, lo malo y todo lo demás.
Querido Señor, gracias por confiarme solamente lo que tengo y lo que soy. Ayúdame a ver que incluso los momentos más pequeños realmente contienen oportunidades para la gratitud. Dame el valor y la gracia para hacer lo que te agrada. Quiero hacer Tu voluntad y experimentar más de Ti en esta temporada. En el Nombre de Jesús, Amén.
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¿Qué es algo en tu vida por lo que estás eligiendo una gratitud renovada hoy?
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