Que el favor del Señor nuestro Dios esté sobre nosotros. Confirma en nosotros la obra de nuestras manos; sí, confirma la obra de nuestras manos. Salmo 90:17 (NVI)

Y sea la hermosura del SEÑOR nuestro Dios sobre nosotros; y enderezca sobre nosotros la obra de nuestras manos, la obra de nuestras manos enderezca.

Mi hija, a quien le encantaba cepillar el cabello de sus muñecas, sus hermanos, o de cualquier animal que se quedara quieto, es ahora la dueña de un salón. Y le encanta ayudar a su mamá con todo aquello que tiene que ver con la belleza.

Recientemente me preguntó sobre los productos que uso para el cuidado de la piel. Una sonrisa avergonzada empezó a cubrir mi cara. Pues, ¡no uso producto alguno! Ella se quedó atónita, y antes de que puedas decir “crema de colágeno”, me tenía un régimen de tres pasos para mantener brillando mi piel.

Pero en el Salmo 90:17 se habla de una belleza diferente, la belleza como el favor del Señor: “Que el favor del Señor nuestro Dios esté sobre nosotros. Confirma en nosotros la obra de nuestras manos; sí, confirma la obra de nuestras manos”.

Me encanta que la belleza del favor del Señor descansando sobre nosotras es mencionada al mismo tiempo en que Dios confirma la obra de nuestras manos. El término en hebreo para “obra” en este versículo, masseh, se refiere a tareas comunes, prácticas, preocupaciones y acciones. Estas son las tareas rutinarias que realizamos, las prácticas que implementamos para que nuestros días pasen sin contratiempos. “Trabajo” puede incluir las preocupaciones que tenemos sobre alguien que requiere nuestra atención o las obras que nuestras manos realizan para aquellos que están lastimados.

En el Salmo 90:17 encontramos un patrón maravilloso para la oración diaria: pedirle a Dios, en toda Su belleza, que confirme y establezca la labor de nuestras manos. Y acompañando esta oración, también he implementado un régimen de tres pasos para llevar a cabo cada noche para ayudarme a tener un día bello al día siguiente.

Primero, me pregunto a mí misma qué necesito “abotonar”. ¿Hay algún asunto pendiente por resolver o una tarea por terminar? ¿Fui interrumpida mientras lavaba los platos o pagaba las cuentas en línea? Identificaré esa tarea que debo arreglar antes de ir a la cama, y la tacharé de mi lista de cosas por hacer.

Segundo, elijo algo que pueda adelantar para el día siguiente. Por ejemplo, ¿puedo sofreír la carne para la cena que planeo hacer para uno de mis vecinos en duelo? Adelantar una o dos tareas puede ayudar a hacer que mañana fluya sin contratiempos.

Finalmente, me pregunto cuáles son mis “tres tareas grandes” para el día siguiente. Puede que tenga una docena de cosas que me gustaría lograr; sin embargo, sólo enumero las tres tareas más imprescindibles. Tres parecen factibles, y siempre puedo agregar más elementos si completo aquellas.

A Dios le importa profundamente nuestra vida diaria. Cuando oramos seriamente, Él, en toda Su belleza, establecerá nuestros planes y nos capacitará para trabajar y llevarlos a cabo sólo para Su gloria.

Señor, que Tu belleza y favor estén sobre mí. Confirma y establece la obra de mis manos para mis tareas diarias, realizadas en el santo nombre de Jesús. En el Nombre de Jesús, Amén.

RECOMENDAMOS

Mientras consideramos dedicar a Dios nuestros horarios, relaciones, tareas y deberes, recordemos cuál es el propósito de vivir una vida llena de acciones bondadosas. No es para gritar egoístamente: «¡Oye, mírame!», sino para implorar humildemente: «¿Mirarías a Jesús?». Especialmente en esta temporada navideña, Escucha, ama, repite por Karen Ehman nos recuerda que bendecir a los demás nos bendice aún más.

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PROFUNDICEMOS

Colosenses 3:23, Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres… (NBLA)

¿Qué diferencia haría si realizaras tus tareas diarias como si estuvieras trabajando para el Señor mismo?

Usando el Salmo 90:17 como plantilla, crea una oración para pedirle a Dios que te ayude a que tu trabajo se confirme hoy.

¡Nos encantaría saber de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios.

© 2024 por Karen Ehman. Todos los derechos reservados.

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