Devocionales

La silla de oración

Kelly Barbrey 26 de mayo de 2020
Habiéndose levantado muy de madrugada, todavía de noche, Jesús salió y se fue a un lugar desierto y allí oraba. Marcos 1:35 (RVA-2015)

Recuerdo un sillón de orejas que teníamos en casa cuando yo era niña. Le pertenecía a otra persona en mi familia antes que llegara a manos de mis padres, y había sido retapizado tantas veces que su historial incluía entre otras cosas, un brocado amarillo grueso en los años 1950, y una puntada de llama rosa en los años 1980.

Actualmente se encuentra en mi sala, viviendo su mejor etapa, tapizada azul cielo de cuero artificial. Cuando te sientas en la silla, te envuelve el color azul.

Esa es mi silla de oración. Cada mañana cuando me acerco a mi silla, es el primer paso que tomo para encontrar un ritmo en mi vida carente de oración.

En Marcos 1:35 nos relata acerca de Jesús, »Habiéndose levantado muy de madrugada, todavía de noche, Jesús salió y se fue a un lugar desierto y allí oraba. Este versículo tiene significando para mí porque aunque mi familia y mi trabajo tienen un lugar importante en mi vida, no se comparan con el milagroso, sanador, maravilloso, asombroso Jesús. Y aun Él necesitaba de momentos tranquilos a solas para orar.

¿Alguna vez te distraes mientras oras?

Desde el momento que me siento, puedo pensar en un motivo para levantarme. Hay que sacar la ropa de la lavadora y ponerla en la secadora. El niño se levanta temprano. Me llega un sonido de aviso de las redes sociales a mi celular, y aunque es absurdo, eso me quita la atención. Aparte de todo eso, están mis sentimientos de culpa por tomar ese tiempo para estar a solas.

Es diferente para cada persona, pero aquí hay algunas cosas que me ayudan a ser consistente en mi tiempo diario de oración:

1. Escoge una silla de oración: la mía es una silla azul, para ti tal vez es el lado izquierdo cómodo de tu sofá, tu mesa en la cocina, o el columpio en la terraza. Al tener un lugar consistente para "presentarme a la batalla" facilita el proceso. Pista: tal vez no sea el primer lugar donde intentas orar. Es posible que tengas que probar diferentes lugares hasta que encuentres el lugar que te haga sentir bien.

2. Escoge un tiempo específico: temprano en la mañana me resulta mejor porque es el único horario cuando estoy sola. Para ti tal vez sea en tu hora de almuerzo, antes de ir a dormir, o en la mañana, después que los niños se vayan a la escuela.

3. Comienza con gratitud: puede ser algo tan sencillo como dar gracias por la frazada calentita que te abriga, o el cafecito caliente que sostienes en la mano. Me he dado cuenta que si comienzo así, la gratitud comienza a fluir en cada área de mi vida.

4. Confiesa con sinceridad: despoja el peso que te abruma al confesar en lo que has fallado, en maneras grandes o pequeñas. Tal vez sin darte cuenta hablaste con dureza a un ser querido o has dejado que tus deseos egoístas dominen tus ganas de ayudar a otros.

5. Pide con humildad: aunque Dios todo lo ve y todo lo sabe, pídele con humildad por las cosas que son importantes para ti, ya sea sanar la enfermedad de tu amiga, cuidar a un hijo, o guiar decisiones importantes en tu vida. Aun cuando Dios conoce los deseos de nuestros corazones, Le complace cuando oramos.

6. Acepta la voluntad de Dios por encima de la tuya: esto puede ser muy difícil, especialmente si eres controladora. Al dejar nuestras peticiones humildes a los pies del Señor, nos permite soltar el control y dejar que el plan de Dios se desenvuelva. Nuestro Padre tiene regalos buenos para nosotras, así como nos ilustra Lucas 11:11, »¿Qué padre de entre ustedes, si su hijo le pide pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente? (RVA-2015). Por más difícil que sea, debemos confiar que Dios tiene lo mejor para nosotras.

7. Despréndete y vive libre: me siento tan libre después de mi tiempo de oración. Puedo afrontar el día sabiendo que he depositado mis preocupaciones y desafíos a los pies de Dios, reconociendo que Él está conmigo a través del día guiando mis pensamientos y decisiones.

¿Tengo asistencia perfecta cada día en mi silla de oración? No, pero ahora me resulta difícil caminar cerca de mi silla cada mañana sin sentir el llamado a sentarme por un momento en la presencia de Dios. Algunas mañanas mi visita con Dios es breve, y otros días es más larga, pero siempre hay alegría después de hacerlo.

Padre Celestial, por favor crea en mí ese deseo de visitarte cada día. Ayúdame a mantener mi enfoque durante mi tiempo de oración, y evitar distracciones durante esos encuentros contigo. Ayúdame a encontrar las palabras para hablarte como Amigo, y a la vez, ver la asombrosa majestad de sentarme en Tu presencia en oración. En el Nombre de Jesús, Amén.

Verdad para hoy

Mateo 6:6, Pero tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará. (RVA-2015)

Romanos 8:26, Y asimismo, también el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades; porque no sabemos cómo debiéramos orar pero el Espíritu mismo intercede con gemidos indecibles. (RVA-2015)

Recursos Adicionales

¿Quieres leer más acerca de la oración y recibir apoyo para tu vida de oración? Mira estos dos devocionales abajo:

La confianza que hace oraciones audaces
En busca de las bendiciones más íntimas de Dios

Reflexiona y responde

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© 2020 por Kelly Barbrey. Derechos reservados.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

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