Destruimos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo. 2 Corintios 10:5 (RVA-2015)
Yo sabía que no debía odiarme a mí misma, pero no podía dejar de juzgarme en nombre de los demás.
Imaginaba sus crueles pensamientos hacia mí, cómo debían estar hablando de mí con sus amigos. Yo siempre estaba preparándome para el rechazo inevitable.
Lo que se supone debía ser mi protección se convirtió en mi prisión mental. Me estaba sofocando en mi propia mente llena de ansiedad, así que busqué ayuda.
Mi consejera me preguntó qué venía a mi mente cuando pensaba en mí misma. ¿Mi respuesta? Una niña socialmente torpe siendo lanzada contra un casillero por un bravucón cruel. Pero yo razonaba que ella “se lo merecía” con esa ropa vieja, el cabello despeinado, y un cuerpo regordete. Ella era una vergüenza para la mayoría de la gente.
Resulta que al final de cuentas la bravucona era yo.
Yo era quien me lanzaba a ese casillero al estar constantemente reprendiéndome a mí misma, y yo creía que era tan vergonzosa, que lo merecía.
Mediante esta perspectiva, Dios trajo 2 Corintios 10:3-7 a mi mente, Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Destruimos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo, y estamos dispuestos a castigar toda desobediencia, una vez que la obediencia de ustedes sea completa. ¡Miran las cosas según las apariencias! Si alguien está convencido dentro de sí que es de Cristo, considere de nuevo que, así como él es de Cristo, también nosotros lo somos (énfasis añadido, RVA-2015).
En otras palabras, lo que pensamos importa.
Poco a poco, el Señor me enseñó a pelear por mi mente, para verme a mí misma sólo como Él lo hace. No sucedió de la noche a la mañana, pero sucedió.
Si somos de Cristo, ésta no es una tarea pasiva. Esto es guerra.
Nosotras destruimos mentiras, tomamos cautivos nuestros pensamientos llenos de odio, anticipamos un nuevo plan, y nos recordamos a nosotras mismas a quien le pertenecemos.
Así que, aquí lo tienes: tu llamado a pelear, tomar acción y levantarte diciéndote a ti misma que ya es suficiente.
Pablo nos dice que debemos tomar cautivos nuestros pensamientos y hacerlos obedecer a Cristo. ¿Qué significa hacer que nuestros pensamientos obedezcan a Cristo?
Significa que, si Jesús no diría eso de nosotras, tampoco podríamos decirlo a nosotras mismas.
Querido Jesús, gracias por morir por mí para liberarme no sólo del infierno sino de la prisión de mi mente. Únicamente Tú me declaras digna de Tu amor al ir a la cruz en mi lugar. Ayúdame a creer esta verdad: gracias a Ti, soy libre. En Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
Salmo 94:11-12, El SEÑOR conoce los pensamientos de la gente;¡sabe que no valen nada! Felices aquellos a quienes tú disciplinas, Señor, aquellos a los que les enseñas tus instrucciones. (NTV)
Efesios 1:5-6, Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado. (NTV)
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Recursos Adicionales
Para leer más sobre cómo llevar cautivos tus pensamientos negativos, revisa el devocional de Sarah Geringer: Todavía me queda algo de crecimiento por delante.
Reflexiona y responde
Toma un momento para reflexionar y piensa en algunas de las mentiras sobre ti que tiendes a creer, ya sean pasadas o presentes. ¿Cuándo y cómo empezaste a creerlas? ¿Qué verdades de las Escrituras puedes usar para reemplazar esas mentiras?
¡Únete a la conversación! Nos encantaría saber qué piensas sobre el devocional de hoy en nuestra sección de comentarios.
© 2020 por Ashley Jackson. Todos los derechos reservados.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.