Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Lucas 2:10-11 (NVI)
«Mamá, no se “siente” como Navidad».
Estas fueron las palabras que pronunció mi hija mientras me miraba con una expresión de desánimo en su rostro. Estábamos en medio de la ajetreada época navideña, pero en su corazón, no se “sentía” como Navidad en absoluto.
Ya no era una niña pequeña que esperaba emocionada la mañana en la que podía abrir sus regalos mientras revoloteaba alrededor de una despreocupada época de luces parpadeantes, árboles navideños, repostería y compras.
La magia de la inocencia infantil había desaparecido, y la sabiduría de la adolescencia había hecho efecto. Pero lo peor de todo, nuestras vidas habían dado un vuelco total cuando mi matrimonio de 26 años se desmoronó abruptamente sólo un par de meses antes de la época navideña. No sólo entendía su falta de espíritu navideño, lo compartía.
Por más que intentamos realizar nuestras actividades festivas habituales, la Navidad no se sentía igual para mí o mis tres hijos. Nuestra familia no se veía igual que siempre. Había más lágrimas que risas. Más tristeza dolorosa que gozo navideño. Más problemas nuevos por resolver y menos disfrute de las viejas tradiciones que todos habíamos llegado a conocer y amar. Más temor y menos esperanza.
Abracé a mi hija fuertemente y le recordé tanto a ella como a mí misma, que aunque en ese momento la vida era caótica y dolorosa, teníamos que hacer lo posible para redirigir intencionalmente nuestros pensamientos de nuestros problemas hacia el pesebre y recordar la esperanza que trae el nacimiento de Jesús.
Juntas, decidimos enfocarnos en todas las bendiciones que aún teníamos, no sólo las que habíamos perdido, y encontrar gozo en las pequeñas cosas, sólo con la fuerza de Cristo. Nos comprometimos a aferrarnos a la esperanza y a recordar que el espíritu navideño debe venir de Cristo, no de nuestras circunstancias externas.
En la historia de Navidad, leemos sobre esta promesa de esperanza, “Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor.” (Lucas 2:10-11). La mayoría de los creyentes conoce bien este pasaje popular, pero ante el gran dolor, el sufrimiento y la adversidad, a menudo olvidamos el significado, incluso en Navidad. La aflicción, la pena, el dolor o la ira pueden fácilmente hacernos perder de vista el hecho de que esta es la época en la que celebramos que Dios envió a Su Hijo a intervenir en el caos de nuestras vidas para que podamos tener esperanza y gozo, pase lo que pase.
Ciertamente este año no ha sido fácil para nadie con todos los acontecimientos difíciles que están ocurriendo en nuestro mundo. Pero quizás este año ha sido aún más difícil por situaciones personales.
Quizás también has experimentado la separación y el divorcio, y no sólo tienes el corazón roto, sino que temes no estar con la familia o los niños durante las fiestas.
Quizás has soportado la dolorosa pérdida de un ser querido, y también tu Navidad luce muy diferente este año.
Quizás todos los niños han crecido y se han mudado, y tu Navidad se siente solitaria y desconocida.
Quizás este año perdiste el trabajo, y el estrés de tratar de costear la Navidad se siente abrumador.
Cualquiera que sea la razón, si has perdido tu espíritu navideño, y no solo te falta el gozo sino que te sientes sin esperanza, recuerda que aunque la vida cambia continuamente, Jesús y Su amor por nosotras nunca cambiarán. Redirigir nuestros pensamientos para enfocarnos en la esperanza y el gozo que tenemos a nuestra disposición gracias a Su nacimiento santo puede restaurar el espíritu más quebrantado.
Han pasado cinco años desde que nuestras vidas cambiaron drásticamente y tuve esa triste conversación con mi hija. Lo que aprendí durante esa dìficil primera época navideña y en los años que la han seguido, es que la esperanza y el gozo deben provenir, todo el tiempo, de quién es Jesús, no de un mes en el calendario. Nuestro espíritu navideño siempre dependerá de dónde lo busquemos.
Amado Señor, conoces la tristeza de mi corazón en esta Navidad. Te ruego me ayudes a volver a centrarme en Ti y en el hecho de que enviaste a Tu Hijo a esta tierra como un bebé para que yo pudiera vivir con esperanza a pesar de mis circunstancias. Refresca mi espíritu navideño, e infúndeme el gozo que anhelo tener. En el Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
2 Corintios 4:18, Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre. (NTV)
Recursos Adicionales
Si deseas una ayuda más práctica para manejar las expectativas y luchar contra la desilusión en Navidad, lee este devocional de Lynn Cowell.
Reflexiona y responde
¿Qué puedes hacer hoy para redirigir tus pensamientos hacia la esperanza y el gozo que se encuentran en Cristo en vez de enfocarte en tus circunstancias? ¡Nos encantaría escuchar tus ideas en los comentarios!
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Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.