Devocionales

Manténte salada

Binu Samuel 4 de octubre de 2021
»Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee. Mateo 5:13 (NVI)

Toda mi carrera como farmacéutica ha sido entre las paredes de una tienda de comestibles… y claro que tiene sus ventajas.

Tengo acceso a sushi, Starbucks y galletas calientes de chispas de chocolate, las 24 horas del día, los siete días de la semana. ¡Y ni hablar del pasillo gigantesco de chips y un montón de productos agrícolas! ¡Mis opciones de merienda en medio de mi turno son infinitas! Además, no necesito hacer una parada extra para comprar alimentos después del trabajo; ¡ya estoy allí! Los productos básicos como el pan, la leche y los huevos siempre están a pocos metros.

Así que me sorprendí cuando, hace unos meses, al preparar la cena, busqué en el cajón de los condimentos y me di cuenta que... ¡no tenía sal!

¿Cómo es que una chica que trabaja en una tienda de comestibles con todo tipo de sal conocida por el hombre —himalaya, kosher, sal marina, yodada, no yodada— se queda sin sal?

Desafortunadamente esto sucede, y también me quedo sin sal en otras áreas de mi vida.

En Mateo 5:13, Jesús le dice a Sus discípulos (con la multitud escuchando): “Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee”.

“Tú eres la sal”.

Es una afirmación que declara su identidad: no sólo quiénes son, sino también lo que deben hacer. Y como seguidora de Cristo, también es mi identidad. Jesús me creó para ser sal y mantenerme “salada” (no de la forma en que lo define el diccionario urbano).

La sal hace tres cosas. La sal añade sabor. La sal te da sed. La sal preserva. ¿Cómo se relaciona esto con lo que dijo Jesús en Mateo 5?

Como creyentes, debemos añadir el sabor de Cristo a cualquier ambiente en el que Él nos coloque. Debemos preservar Su Iglesia en un mundo moralmente decadente. Y podemos hacer que otras personas tengan sed del Dios que tenemos dentro de nosotras.

He experimentado momentos en los que me encontraba tan alentada después de asistir a una conferencia de la iglesia, o estaba lista para sumergirme y digerir más la Palabra de Dios después de asistir a un estudio bíblico espiritualmente rico... sólo para perder la calma con mi familia en los primeros cinco minutos de estar en casa.

La verdad es que puedo rodearme de Biblias, aplicaciones bíblicas y estudios bíblicos. Puedo escuchar podcasts de sermones, leer devocionales diarios y asistir a servicios de la iglesia, todo lo cual es muy bueno. Pero si estoy constantemente malhumorada y poco amable, o ignoro a los que me rodean, ¿de qué sirve? Ser creyente y pasar tiempo con Dios debería cambiarnos y, a la vez, cambiar a quienes nos rodean.

Al igual que la sal no tiene ninguna utilidad práctica si se deja en el pasillo del supermercado, la identidad que Dios nos ha dado como sal no sirve de nada si no se traduce en nuestra vida cotidiana.

Como hija del Dios Altísimo, soy embajadora de Cristo. Él me ha llamado para representarlo dondequiera que vaya: en el trabajo, en la escuela e incluso en casa.

Oro para que nunca olvidemos este mandato que Dios nos ha dado de ser sal: para añadir Su sabor, para preservar Su Iglesia y para hacer que otros tengan sed de Él. ¡Oh, que el mundo anhele lo que nosotras tenemos!

Manténganse “saladas”, amigas mías... Si pierden su salobridad, ¿cómo podrá la gente saborear la piedad? (Mateo 5:13c, traducción de la versión “Message”).

Padre, gracias por la identidad que nos has confiado: ser sal. Por favor, perdónanos por no ser siempre fieles al llamado. Motiva nuestros corazones y enséñanos a traerte todos los aspectos de nuestras vidas. Gracias por fortalecernos y confiarnos para hacer Tu trabajo aquí en la tierra. En el Nombre de Jesús, Amén.

RECOMENDAMOS

¿Alguna vez has llegado al punto en el que ya no puedes continuar? Sueños. Planes. Trabajos. Relaciones. Hay tantos aspectos en la vida en los que a veces queremos "tirar la toalla". Es hora de que tengamos una conversación sincera acerca de cómo evitar caer en la tentación de renunciar a lo que estamos haciendo.  En el libro 5 hábitos de las mujeres que no se rinden, Nicki Koziarz comparte sus propios momentos en los que ella quería abandonar casi todo lo que había emprendido en su vida. Pero con la ayuda de Dios, ha descubierto algunos hábitos que la han ayudado tanto a ella como a otros a vencer la opción de renunciar. Dale clic aquí para adquirir el libro.

CONÉCTATE

¿Te ha gustado leer los devocionales en español Aliento para el día de hoy? ¡Considera compartirlos con tu hermana, madre, hija o amigas! Nuestro deseo es hacer correr la voz acerca de nuestros recursos en español al compartir la Palabra de Dios y crear una comunidad entre hermanas en Cristo. ¡Gracias por ser partícipe en todo esto!

PROFUNDICEMOS

Mateo 5:16, Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo. (NVI)

Mientras pasabas por una temporada particularmente difícil, ¿te preguntaron por la paz y la esperanza que vieron dentro de ti? Comparte cuál fue tu respuesta.

¿Qué es algo que puedes hacer hoy para ser sal a quienes te rodean?

© 2021 por Binu Samuel. Todos los derechos reservados.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

Únete a la conversación

¡Nuestra campaña financiera de fin de año está activa ahora!