Devocionales

Ven y descansa

Sarah Freymuth 24 de marzo de 2022
»Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana». Mateo 11:28-30 (NVI)

Hay una tranquilidad asentada en el dormitorio. Uno que otro automóvil pasa por la calle principal que da a la ventana. Estoy despertando de una siesta, mi esposo Eric dormido en el sofá de la sala: una calma misericordiosa de la virulencia desenfrenada de COVID-19.

Aunque es el final de la tarde, la oscuridad ya está profundizando las sombras en el apartamento. Lo siento en mí, el frío y la oscuridad más allá de las cortinas.

El dolor es intenso cuando trato de orientarme, respirar. Dame alivio, oro, elevando mi corazón a Dios sin fuerzas. Ay Jesús, dame Tu descanso.

COVID nos atacó rápidamente y sin piedad. A medida que hacemos lo que podemos mientras esperamos volver a estar saludables, una de las cosas que más anhelamos es ese descanso esquivo que es parte del proceso de restauración. Anhelamos un alivio del virus y se nos recuerda la fragilidad de nuestros cuerpos.

Anhelar el descanso es natural. Todos corremos y nos sometemos a un ritmo frenético que eventualmente nos obliga a ir más despacio o hace que se encienda nuestra luz interna de “revisar el motor”. Ya sea descanso físico, emocional o espiritual, sabemos que tiene que haber otra manera.

Jesús nos ha implorado durante años que encontremos esa manera de vivir. Es bastante fácil de encontrarla si hacemos una pausa y escuchamos las palabras que ha susurrado durante siglos:

Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana (Mateo 11:28-30).

Él no nos pide que hagamos nada más que simplemente venir a Él, sin importar cuán agotadas o agobiadas estemos, y pasar tiempo en Su presencia. ¿Quién no está cansada? ¿Quién no necesita ese descanso? Jesús es el refrigerio y el alimento que anhelamos. Él es muy consciente de nuestros corazones recargados y estilos de vida estirados y tiene una manera más ligera y moderada para nosotras.

“Vengan a mí”, nos dice (Mateo 11:28). Nadie está excluido. Qué verdad tan hermosa y liberadora, acurrucarnos a Su lado cuando sentimos que no podemos dar un paso más y caer en Su fortaleza, amor y ternura para un descanso gratuito, lleno de gracia.

Puede que tu cansancio no sea como el mío, pero te duele igual. Acércate a Él, echando tus preocupaciones sobre Sus aguas. Cuando Sus hijos claman, Él inclina Su cabeza para escuchar.

El descanso en Cristo vendrá. Y puede venir de diferentes maneras según lo que necesitemos. Después de todo, Él nos hizo. Él sabe cómo nos formó y sabe el consuelo preciso, el fortalecimiento y el desarrollo del carácter que es adecuado para nosotras. (Salmo 139:13-14)

Me acomodo en la suavidad de mi almohada, exhalo de nuevo, me ajusto a la oscuridad que llega y respiro Su presencia, Su descanso, un momento a la vez. Paz, cálmate, Él les dijo a las olas. Y hay quietud, aun en medio de la enfermedad, aun en las tormentas de nuestros días, porque el poder de Cristo nos da un gran descanso.

Señor, podemos estar tan abrumadas por la vida que nos deja desesperadas por descansar. Tratamos de manejar las cosas por nuestra cuenta, pero necesitamos lo que solo Tú puedes dar: descanso para el alma y esperanza en Ti. Por favor, ayúdanos a entregar nuestras preocupaciones y confiar en que Tú estás obrando en nosotras, aligerando esas cargas. Tu presencia es suficiente, y Tu amor refresca nuestras almas. Gracias porque estás conmigo. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

2 Corintios 12:9, pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. (NVI)

¿Cómo es suficiente la gracia de Dios para ti en las pruebas que enfrentas hoy? Dedica tiempo para entregar tus cargas a Dios y luego pídele que las reemplace con el descanso de Su alma.

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© 2022 por Sarah Freymuth. Todos los derechos reservados.


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