Devocionales

El peligro de hacer suposiciones

Abby McDonald 2 de diciembre de 2022
De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos. Job 42:5 (NVI)

Dios, ¿acaso te importa la salud de mi esposo? ¿Por qué la demora, Dios?

No expresé los pensamientos en voz alta, pero bien podría haberlo hecho. Mi actitud sobre la situación que enfrentaba mi familia era, en el mejor de los casos, sombría.

Durante meses, oramos por una resolución al problema de salud de mi esposo. Amistades por todo el mundo oraron también, y cada vez que mi esposo y yo hablábamos con ellos, los actualizábamos de cualquier progreso.

Aunque la solución era simple, el equipo necesario para abordar el problema estaba escaso. Una larga lista de espera de otros pacientes estaban delante de mi esposo, y cada día esperábamos un milagro.

A veces es fácil para mí ver a Dios trabajando a través de las dificultades en la vida de los demás, pero cuando se trata de mi propia vida o la de los miembros de mi familia, hago suposiciones sobre Su intención. Si parece que Él no está respondiendo en mi horario o no está escuchando, puedo cuestionar si Él quiere ayudar o no.

¿Alguna vez has estado allí? Oras con persistencia y crees que Dios te librará a tí o a un ser querido, pero cuando la respuesta no llega, te preguntas si Dios ve o no el dolor y el agotamiento. O tal vez piensas que tus problemas son de alguna manera parte del juicio de Dios y dejas de acudir a Él por completo.

Puede ser difícil hablar abiertamente sobre nuestro dolor cuando sentimos que Dios ya tomó una decisión sobre la situación. Pero Dios nos advierte en Su Palabra, contra este tipo de pensamiento limitado.

Recientemente, estudié el libro de Job y la respuesta de Dios a los amigos de Job captó mi atención: “…«Estoy muy irritado contigo y con tus dos amigos porque, a diferencia de mi siervo Job, lo que ustedes han dicho de mí no es verdad” (Job 42:7, NVI).

En este pasaje, Job acababa de perderlo todo y sus amigos asumieron que su sufrimiento se debía a su propio pecado. Pero mientras que Job habló directamente con Dios acerca de su angustia y sus frustraciones, sus amigos simplemente hablaron de Dios. Pensaron que las aflicciones de Job eran una señal de castigo o que Dios estaba actuando por juicio.

En nuestro versículo clave, Job habla desde un lugar que solo se puede hallar cuando nos encontramos con Dios personalmente:

“De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos” (Job 42:5).

Aunque Job sufrió tanto como cualquiera en las Escrituras, nunca hizo suposiciones acerca de Dios basándose en sus circunstancias. Cuestionó a Dios, pero no dijo cosas falsas sobre el carácter de Dios. En cambio, Job habló a Dios en su angustia, con un corazón honesto, y Dios respondió. Aunque Dios no le dio a Job una razón para su sufrimiento, la conversación individual de Job con Él lo ayudó a darse cuenta de que Dios todavía estaba allí en medio de todo.

¿Y si decidimos hacer lo mismo? ¿Qué tal si la próxima vez que nos encontremos en una situación en la que parece que Dios está ausente, acudimos a Él y tenemos una conversación honesta?

¿Y si Dios responde de maneras que nunca esperábamos?

Esto es lo que finalmente hice en mi frustración por el problema de salud de mi esposo. Y de alguna manera, Dios me ayudó a ver Su presencia allí mismo en medio del cansancio y la espera.

Cuando continuamos acercándonos a Dios con nuestras heridas a pesar de la falta de una respuesta, Él cambia nuestra perspectiva. Puede que nuestras circunstancias no cambien, pero Su paz reina cuando nos muestra quién es Él en verdad. Como Job, podemos encontrarnos con Dios de una manera nueva. Y debido a este nuevo encuentro, nuestras suposiciones pueden ser reemplazadas por asombro y adoración.

Dios, gracias por Tu promesa de nunca dejarnos ni abandonarnos. Cuando atravesamos temporadas difíciles en la vida en las que nuestras oraciones parecen no ser respondidas, ayúdanos a no hacer suposiciones sobre Tu carácter. Ayúdanos a ver que todavía estás allí y cambia nuestra perspectiva hacia Tu Verdad. En el Nombre de Jesús, Amén.

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© 2022 por Abby McDonald. Todos los derechos reservados.


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