Me acordaré de las obras del SEÑOR; Ciertamente me acordaré de Tus maravillas antiguas. Meditaré en toda Tu obra, Y reflexionaré en Tus hechos. Salmos 77:11-12 (NBLA)
Eran las 3 de la mañana y yo estaba completamente despierta. No, el problema no era mi recién nacida; ella estaba durmiendo felizmente en su habitación. Era una de mis compañeras del pasado… la ansiedad.
Aproximadamente un mes antes, mi esposo y yo habíamos tomado algunas decisiones importantes sobre nuestro trabajo, decisiones que sentimos que fueron claramente dirigidas por Dios y que, al mismo tiempo, sabíamos que podrían resultar en que se nos pidiera que renunciáramos a nuestros roles actuales e incluso que nos mudáramos. Durante dos semanas vimos un posible camino a seguir que garantizaría nuestra seguridad laboral y oramos persistentemente para que Dios lo hiciera realidad.
Entonces recibimos la noticia de que el camino estaba cerrado.
Dios, ¿y ahora qué? ¿Perderemos nuestros trabajos? ¿Qué pasará si tenemos que mudarnos? ¿Por qué permitirnos tener esperanza si Tú sabías que la respuesta sería no?
¿Te escuchamos correctamente, Señor?
A veces me pregunto si María, la madre de Jesús, tuvo pensamientos como estos después de decir “sí” al llamado de ser la madre del Hijo de Dios. Es fácil para mí leer el encuentro de María con el ángel Gabriel, quién le dijo que Dios la había elegido a ella, una virgen, para dar a luz a Jesús, sin pensarlo dos veces. Conozco el resto de la historia. Olvido que María no sabía lo que seguía cuando dijo: “Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí” (Lucas 1:38b, NTV).
¿Qué hubiera pasado si José, su prometido, se hubiera divorciado de ella? ¿Hubiera perdido Maria la esperanza de seguridad financiera y social que podría tener un marido?
¿Qué hubiera pasado si José hubiese sido deshonrado y la acusara de un pecado sexual que nunca cometió? ¿Quién la creería, y se casaría con una mujer aparentemente "deshonrosa"?
¿Alguna vez dudó en el camino a la cruz, cuando parecía que la oscuridad prevalecería mientras su hijo era crucificado? ¿Se preguntó alguna vez María, ¿Dios, ahora qué? ¿Te escuché correctamente, Señor?
Esto es lo que pienso:
Mi bebé está pasando por una temporada maravillosa (y estresante) de ansiedad ante los extraños, que implica gritar cada vez que alguien desconocido la sostiene. Esto sucedió recientemente cuando su pediatra la examinó en un chequeo de rutina. Pero luego tomé su mano y susurré palabras de consuelo y ella dejó de llorar y soportó con valentía el resto de su chequeo, sin quitarme los ojos de encima.
En los pocos meses que lleva de vida, mi bebita ya ha experimentado mi fidelidad al responder a sus necesidades, al consolarla cuando llora y al protegerla de cualquier daño. Incluso mientras estaba en brazos de un extraño en un entorno nuevo, pudo perseverar porque sabía que su mamá estaba con ella y estaba convencida que su mamá era buena.
De la misma manera, me pregunto si María pudo confiar en Dios porque pudo recordar Su fidelidad en su vida. Ella dijo: “el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí …” (Lucas 1:49a, NVI). Quizás como resultado de sus experiencias de Su fidelidad, ella supo que Dios estaba con ella y estaba convencida de que Dios era bueno, y eso le dio toda la valentía que necesitaba para perseverar en medio de una incertidumbre increíble.
A lo largo de la Biblia, Dios llama a Su pueblo una y otra vez a recordar Su fidelidad en sus vidas. Y no es de extrañar, ¡porque somos tan propensas a olvidar! Soy tan propensa a olvidar.
Pero cuando la incertidumbre nos hace dudar, que seamos mujeres que se detienen a recordar la bondad de Dios en nuestras vidas, que sacan fuerzas de Su Palabra, y que permanecen firmes en Emanuel, Dios con nosotros, que siempre ha estado y siempre estará de nuestro lado.
Señor, ayúdanos a recordar Tu fidelidad en nuestra vida para que tengamos la valentía de perseverar en medio de la incertidumbre, con la mirada puesta en Ti. En el Nombre de Jesús, Amén.
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PROFUNDICEMOS
Lucas 1:34-37, —¿Pero cómo podrá suceder esto?—le preguntó María al ángel—. Soy virgen. El ángel le contestó: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo tanto, el bebé que nacerá será santo y será llamado Hijo de Dios … Pues la palabra de Dios nunca dejará de cumplirse. (NTV).
¿En qué área de tu vida experimentas incertidumbre y cuál es tu respuesta a esta incertidumbre (miedo, fe, ansiedad, confianza, esperanza, etc.)?
¿Qué escrituras o experiencias de la fidelidad de Dios puedes traer a la memoria para recordarte de la presencia y el carácter de Dios en medio de la incertidumbre?
¡Nos encantaría saber de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios.
© 2022 por Meghan Mellinger. Todos los derechos reservados.
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