Devocionales

Incluso en los días malos

Stacy J. Lowe 27 de diciembre de 2022
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, Romanos 8:1 (NVI)

Algunos días realmente no estoy contenta con la persona que soy. Días en los que me encuentro impaciente e irritable. Días en los que mi actitud no es la mejor y no amo a los demás como debería.

Puedo tener uno de esos días cuando me encuentro demasiado estresada o no dormí lo suficiente la noche anterior. O cuando mi alma introvertida ha abarcado más de la cuenta debido a muchos compromisos sociales. Cualquiera que sea la razón, cuando esos días llegan, a menudo me convierto en mi peor juez y me martirizo por ello. Repetidas veces.

¿Por qué no logras tenerlo todo bajo control? Me pregunto, convencida de que soy la única que tiene días así.

Salvo que… sospecho que no soy la única. Sospecho que quizás tú, también, tienes días en los que no te encuentras en tu mejor momento. De hecho, puede que estés pasando uno de esos días hoy.

Pablo, el Apostól se identificaba con esto. En Romanos 7, él habla acerca de su lucha continua entre querer hacer lo correcto e inevitablemente terminar haciendo lo incorrecto. Amar a Dios, y a la vez luchar contra su propia naturaleza pecaminosa interior.

Sin embargo, solo unos versículos más adelante, en Romanos 8:1, él nos recuerda:

Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús.

No hay condenación. ¿Sabes lo que significa esto?

Significa que lo que valgo no se basa en mi comportamiento. Mi valía se define por el precio que Jesús estuvo dispuesto a pagar por mí, y Él lo pagó todo. Incluso en mis días malos, incluso cuando me cuesta amarme a mí misma, Su amor por mí nunca cambia. Se mantiene firme y seguro. Siempre.

¿Qué puedo hacer entonces?

  1. Recordar que mi Padre no sólo me tolera, sino que me atesora.
  2. Recordar que un mal día no le resta valor a mi alma, ni causa que me vea inferior ante Sus ojos.
  3. Recordar que como pertenezco a Cristo, cuando Dios me mira, Él no ve mis fracasos y errores; Él ve la santidad de Su Hijo.

Esto no justifica ninguna acción mala de parte mía, pero significa que no tengo que vivir derrotada. A veces necesito recordármelo.

Elijamos hoy recordar que en nuestros momentos menos estelares, no tenemos que permanecer en condenación. Podemos respirar profundamente y seguir adelante con nuestras cabezas en alto, con nuestra identidad bien firme como hijas amadas de Dios. Porque eso es lo que somos.

Somos Suyas, incluso en los días malos, y eso es lo que importa al final de cuentas.

Padre, Te doy las gracias porque no tengo que vivir en un lugar de derrota gracias a Tu Hijo, Jesús. Te agradezco, porque incluso en mis días malos, Tu amor por mí nunca cambia. Ayúdame a recordarlo siempre. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Efesios 2:4-7, Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es solo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!) Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo Jesús. De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús. (NTV)

Debido a que Dios nos dio vida a través de Cristo, incluso en nuestros días malos, permanecemos empapadas de Su amor.

¿Qué haces en tus días malos? ¿Cómo te recuerdas a ti misma el valor que tienes ante los ojos de Dios? Nos encantaría que lo compartieras en la sección de comentarios.

© 2022 por Stacy Lowe. Todos los derechos reservados.


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