Devocionales

Semillas pequeñas, recompensas grandes

Lysa TerKeurst 29 de diciembre de 2022
Les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. Aunque es la más pequeña de todas las semillas, cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en árbol, de modo que vienen las aves y anidan en sus ramas». Mateo 13:31-32 (NVI)

¿No es fácil pasar por alto las pequeñas oportunidades de ayudar a los demás porque no creemos que hagan una diferencia real?

Pequeños actos de bondad, oportunidades de ayudar a otras personas, nos pasarán de largo si no estamos prestando atención cuidadosamente.

Estas cosas pueden parecer insignificantes, pero cuando lleguemos al cielo, creo que nos sorprenderá ver lo que era más importante. Lo que realmente cambió al mundo. Lo que cumplió los propósitos para los que fuimos creadas. Los lugares pequeños en los que nos presentamos y servimos en obediencia harán que Jesús diga: «bien hecho. ¿Recuerdas cuando te tomaste el tiempo de compartir palabras de aliento con alguien que las necesitaba? Ese fue el día en que ayudaste a cambiar el mundo».

Eso es lo que veo en los versículos clave de hoy, Mateo 13:31-32:

Les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. Aunque es la más pequeña de todas las semillas, cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en árbol, de modo que vienen las aves y anidan en sus ramas».

Sigo meditando en este momento sobre esta naturaleza invertida de Dios.

Dios tiene un patrón de tomar lo que nos hace sentir inferiores y usarlo para cosas grandes. Y lo contrario también es cierto. Son esas cosas que nos hacen sentir superiores a los demás, cosas que en realidad no producen nada significativo. Parece que con Él, lo pequeño es grande y lo grande es pequeño. Los aplausos de la multitud no significan mucho. La conversación simple en la que ayudamos a alguien lo significa todo. Cientos o miles de personas que nos siguen en las redes sociales no es la gran influencia que creemos que es. Ser amable y cortés con esa chica que trabaja en la tienda de comestibles logra más de lo que pensamos. Una donación hecha con un corazón puro y generoso es un regalo enorme para el Reino. Un millón de dólares entregados con una agenda oculta y un deseo de reconocimiento es un regalo minúsculo para el Reino.

Dios tiene la habilidad más hermosa y poderosa de tomar lo poco que tenemos, ofrecido a Él en obediencia, y magnificarlo para Su gloria en gran manera.

También sé que cuando te sientes invisible, ignorada e desapercibida, puede resultar increíblemente difícil reunir palabras de aliento para los demás. Sin embargo, sin importar a lo que nos enfrentemos, tenemos la oportunidad de no pasar por alto las pequeñas oportunidades de semillas de mostaza en las que podemos invertir en los demás, en el cielo, hoy.

Esto es lo que quiero que intentes conmigo:

  1. Si te sientes invisible, ayuda hoy a una persona a sentirse vista, recordándole lo excepcionalmente hermosa y talentosa que es.
  2. Si no te sientes escuchada, ayuda a una persona a sentirse escuchada creando un espacio para prestarle atención cuando te esté hablando, y en oración, pídele a Dios cómo puedes alentarle.
  3. Si pasas desapercibida, ayuda a una persona a sentirse reconocida al honrar las cosas pequeñas increíbles que hace todos los días para hacer del mundo un mejor lugar.

¿Y por qué hacer todo esto? Porque he descubierto que a medida que aliviamos intencionalmente el dolor de los demás, veremos que se alivia maravillosamente en nosotras también. El dolor invisible, el dolor inaudible, el dolor desapercibido. ¿Queremos vivir en un mundo mejor, cierto? Pues tomemos una decisión hoy de contribuir a que sea mejor. Hagamos el voto de traer el cielo a la tierra con las palabras amorosas que decimos y los momentos de risas que cultivamos.

No tiene que ser grande para que sea significativo. Podemos presentarnos, escuchar y acercarnos. Podemos orar. No tenemos que empujar o comprobar o ganar nada. Podemos planear algo alegre. Podemos planificar algunos momentos importantes. Podemos planear hacer algo por otra persona que simplemente sea amable y honre a Dios.

El próximo gran paso que Dios quiere que demos puede parecer pequeño según los estándares del mundo:

Amar a nuestro vecino de al lado que vive solo…
Pasar más tiempo con nuestro hijo aunque estemos exhaustas…
Dar la milla extra por alguien que no puede devolvernos el favor…
Elegir permanecer obedientemente en un compromiso que no va como pensábamos que iría…
Darlo todo en algo que queremos dejar…

Y a veces Dios nos está invitando a ser parte de las grandes cosas que está haciendo a nuestro alrededor, pero podemos obviar la invitación debido a su apariencia de pequeñez o insignificancia. Es posible que nunca sepamos cuál es el siguiente paso si no hacemos lo que nos instruye Proverbios 3:6 (NTV): Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar. Cada día podemos buscar Su invitación a dejar atrás nuestros planes para unirnos a Él en Su obra maravillosa a través de pequeños pasos de obediencia.

Comencemos con las personas que están justo frente a nosotras hoy, y observemos cómo Dios convierte algo pequeño en algo grande y hermoso en Su tiempo.

Creo que tenemos la oportunidad de hacer algo eternamente significativo cada día. No permitamos que el día de hoy se nos escape.

Dios, gracias por la forma en que me amas. Veo Tu fidelidad en formas grandes y pequeñas cada día. Ruego que me muestres formas pequeñas en las que puedo invertir mucho en la eternidad ayudando a otros que pongas en mi camino. Muéstrame alguien a quien animar, alguien a quien servir, alguien que necesite que le recuerden que Tú estás a favor de ellos. Sé que no puedo ayudar a todos, pero eso no significa que no pueda ayudar a alguien. En el Nombre de Jesús, Amén.

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1 Tesalonicenses 5:11, Por eso, anímense y edifiquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo. (NVI)

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