El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado. Proverbios 13:20 (NVI)
No soy muy buena para establecer resoluciones de año nuevo.
Sin embargo, sí me gusta examinar mis hábitos cotidianos al inicio del año. Hacer un inventario de mis ritmos diarios puede dar pequeños indicios de si estoy orientando mi vida hacia el orden o el caos, la salud o falta de ella, la sabiduría o la insensatez. He aprendido que es más realista para mí abordar el ajuste de mis pequeñas decisiones en lugar de hacer una lista de los cambios grandes que quiero hacer en el nuevo año.
Al tomar mejores decisiones por más pequeñas que sean, llegaremos a tener mejores hábitos. Mejores hábitos conducen a cambios positivos. Los cambios positivos diarios a lo largo del tiempo resultan en un cambio de vida en general.
Así es como esto ha funcionado en mí a un nivel práctico a sólo unos pocos días de comenzar el 2023: me he dado cuenta de que tengo la mala costumbre de poner los platos sucios en el fregadero y pensar, "ya me ocuparé de esto más tarde". El problema es que… cuanto más tiempo pasan ahí, no se mejoran solos. Y no terminan mágicamente en el lavaplatos. Honestamente, sólo se vuelven más y más asquerosos. Para cuando finalmente me enfrento a ellos, es una tarea mucho más horrible que si hubiera fregado los platos de inmediato. Así que estoy intentando empezar con los platos y enseñarme el hábito de afrontar las cosas de inmediato, tal y como vienen, en lugar de aplazarlas y hacerlas más difíciles a la larga.
Creo que a veces espero que la vida se ordene de forma natural. Pero, por desgracia, la mayoría de las veces no es así.
Esto es cierto dentro de nuestros hogares y también es cierto dentro de nuestras relaciones. Si queremos relaciones más pacíficas, tenemos que pasar de aceptar el caos a buscar la paz. No podemos esperar a que otras personas pongan orden en nuestras vidas. Tenemos que tomar decisiones que nos lleven a la paz. Y he descubierto que gran parte de esto viene a través de establecer límites donde lo disfuncional está presente.
Ahora bien, no estoy diciendo que los límites sean una solución rápida para algunas de nuestras relaciones más difíciles. Las personas son complicadas. Nosotras mismas somos complicadas. Así que, por supuesto, la dinámica relacional va a ser complicada. Pero he descubierto que la comunicación y la coherencia que proporcionan los buenos límites aportan una gran claridad sobre lo que hay que hacer cuando nos enfrentamos a disfunciones perjudiciales.
La disfuncionalidad no viene de Dios, ni tampoco creó El al corazón humano para las relaciones insanas. Sin embargo, creo que Dios puede ayudarnos con estas realidades. Si queremos tener relaciones reales, amorosas y prósperas y saber qué buscar para determinar qué es insano y qué es sano, necesitamos la sabiduría de Dios.
Volvamos a Proverbios 13:20:
El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado.
Una relación sólo puede ser tan sana como las personas que la componen. Como nos dice ese versículo, vivir en compañía de personas que han puesto su vida en el camino de la sabiduría nos llevará a experimentar la sabiduría por nosotras mismas. Por lo tanto, tenemos que buscar patrones en la vida de alguien que los lleve (y nos lleve) hacia la sabiduría, o que nos aleje de ella.
Al prestar atención a las elecciones de los demás, debemos recordar que también debemos examinarnos a nosotras mismas, tanto nuestras acciones como nuestras reacciones. Para mirar correctamente a otra persona, primero debemos mirarnos correctamente a nosotras mismas.
Después de un examen cuidadoso, si estamos tratando de avanzar hacia la sabiduría y otra persona está avanzando hacia la necedad con sus elecciones, ahí está la necesidad de un límite. Incluso después de este descubrimiento, va a ser un reto implementar los límites. Pero al menos sabemos qué hacer, aunque siga siendo difícil. La peor parte en una relación disfuncional es el sentimiento de desesperanza e impotencia en el que muchas de nosotras nos hemos visto involucradas por años.
Durante el último año, he establecido algunos límites saludables y, como resultado, algunas relaciones realmente importantes se han transformado y se han vuelto más saludables y vivificantes. Estoy sorprendida y agradecida. Ahora tengo la libertad de disfrutar de estas personas en mi vida sin las dudas y los escollos que solían crear tanto caos y dolor. También he tenido que decir adiós a algunas relaciones antibíblicas y destructivas. Todavía sufro esas pérdidas de manera profunda. Y ahora puedo ver por qué es tan crucial usar la sabiduría de Dios para procesar todo esto, recordando que no debemos usar nuestros límites como excusas para alejar a otras personas, sino más bien usarlos para mantenernos en un lugar donde amemos bien a los demás sin perder lo mejor de lo que somos.
Nada de esto es fácil. Pero merece la pena. Estoy más convencida que nunca de que los buenos límites funcionan y cuando se establecen adecuadamente, los límites realmente sirven para ayudarnos a mantenernos seguras y sanas y en un lugar donde podemos honrar a Dios en todas nuestras relaciones.
Esto es posible para ti, amiga. Hagamos del 2023 el año de las mejores relaciones, una elección sabia a la vez.
Señor, gracias por Tu sabiduría que está disponible para mí en cada periodo y situación. Por favor, dame ojos para verte y oídos para escucharte cuando procese dónde puede haber disfunciones dentro de cualquiera de mis relaciones que necesiten ser abordadas y el apoyo de los límites bíblicos. Te pido Tu guía y bendición sobre mi vida y mis relaciones en el 2023. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Proverbios 14:15, El ingenuo cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde va. (NVI)
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