Devocionales

Dios ve, Dios sabe, Dios se preocupa

Lysa TerKeurst 13 de abril de 2023
Porque los ojos del SEÑOR recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente Suyo. Tú has obrado neciamente en esto. Ciertamente, desde ahora habrá guerras contra ti». 2 Crónicas 16:9 (NBLA)

Tratar de controlar tu propia vida es agotador.

Pregúntame cómo lo sé.

Con mi boca digo que confío en Dios, pero en realidad me siento abrumada al tratar de arreglar y controlar las cosas por mí misma. "Confío en Dios" se convierte en nada más que una declaración que siento que debo decir en lugar de lo que realmente estoy viviendo.

La desconfianza se apodera. La autosuficiencia se convierte en mi primera opción. Y luego me pregunto por qué me siento cada vez más exhausta.

Si puedes identificarte con estas confesiones, hay pasajes específicos de las Escrituras que quiero que leamos juntas hoy.

Segunda de Crónicas 16 es el último de tres capítulos que detallan la historia de Asá, rey de Judá. Aunque, lamentablemente, este capítulo contrasta fuertemente con los dos anteriores. En 2 Crónicas 14-15, aprendemos que Dios le había dado a Asá “paz con las naciones vecinas” debido a su dependencia del Señor (2 Crónicas 14:7; 2 Crónicas 15:15, NVI). Dios incluso le dio la victoria a Asá frente a un ejército masivo. Sin embargo, en el capítulo 16, cuando el rey Asá se encontró en un conflicto fronterizo con el rey Basá de Israel, Asá tuvo un cambio de comportamiento repentino y sorprendente. En lugar de clamar a Dios como lo había hecho antes, Asá recurrió de inmediato a sus propios medios para abordar la situación: malgastando los tesoros del templo y poniendo su esperanza en una alianza militar insensata.

¿El resultado final? Tensión social para Asá y su pueblo. Este rey, cuya fe significó la victoria en el pasado, atrajo batallas a su futuro porque se negó a confiar en Dios en el presente.

A través de su historia recibo convicción y un llamado a la reflexión y atención. Al igual que Asá, nuestras declaraciones de fe pasadas no son garantía de que confiaremos en Dios en el futuro. La fe es una elección presente y continua para cada creyente.

Por eso quiero que veamos dos verdades de 2 Crónicas 16 que nos ayudarán a seguir eligiendo la confianza en Dios, no solo con nuestras palabras sino también con nuestras acciones:

1) Dios no está ciego ante nuestras circunstancias ni cuando escogemos el confiar en Él.
Cuando la vida se pone difícil, a veces podemos preguntarnos si Dios está ciego a todo lo que estamos enfrentando. Pero hay un recordatorio hermoso en las palabras que el profeta Jananí le habló a Asá en 2 Crónicas 16:9a: Porque los ojos del SEÑOR recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente Suyo.

Servimos a un Dios que ve. Él es un Dios que todo lo sabe, está siempre presente, y continuamente está al tanto de cada detalle de nuestras vidas. Y Dios no solo está consciente de nosotras, sino que también está buscando fortalecer a las personas que están dispuestas a depositar su confianza en Él de todo corazón.

2) Dios ha sido fiel antes, y volverá a ser fiel.
Me pregunto qué tan diferente habría sido el futuro de Asá si se hubiera detenido a recordar la fidelidad de Dios hacia él en el pasado.

El miedo nos vuelve olvidadizas. Es por eso que debemos mirar hacia atrás con propósito y rastrear la mano fiel de Dios en nuestras vidas. La fidelidad de Dios en el pasado nos asegura que Él será fiel nuevamente (Hebreos 10:35-36). Vemos esta verdad no solo cuando miramos hacia atrás en nuestras propias vidas, sino también cuando leemos la historia de la fidelidad de Dios entretejida a lo largo de toda la Escritura.

Oh amiga, hagamos un inventario de las áreas en las que estamos invitando no solo al agotamiento sino posiblemente a la destrucción a nuestras vidas porque nos negamos a confiar en Dios. ¿Qué muestran nuestras acciones frenéticas y controladoras a la luz de nuestras declaraciones llenas de fe? No solo declaremos que tenemos fe. Vivamos concretamente el hecho de que creemos que Dios es bueno, fiel y digno de confianza.

Dejemos de correr a arreglar las cosas a nuestra manera, porque entonces podemos fijar nuestra mirada en Dios (Isaías 26:3). Él ve, Él sabe, Él se preocupa. Podemos descansar seguras.

Dios Padre, te confieso que a veces me olvido de recordar Tu fidelidad del pasado, especialmente cuando hoy me siento abrumada por cosas impredecibles. Sigue recordándome que no solo me ves, sino que me amas. No sé exactamente cómo será el mañana, pero sé a quién buscaré: a Ti, Señor. Tu amor nunca falla, y Tu mano es el lugar más seguro para mi esperanza. En el Nombre de Jesús, Amén.

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¿Usó Dios el devocional de hoy para hablarle a tu corazón sobre el tema de la fidelidad de Dios y la importancia de confiar en Él? Si es así, aquí hay unos devocionales similares que creemos disfrutarás: haz clic para leer Cuando te sientes insegura por Meghan Ryan o Permite que el propósito de Dios interrumpa tus planes por Christina Patterson.

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Salmo 139:15, Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. (NVI)

¿De qué manera estas palabras te dan mayor claridad de que Dios te ve hoy? Nos encantaría saber de ti en los comentarios.

© 2023 por Lysa TerKeurst. Todos los derechos reservados.


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