Jesús los llamó: «Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!”. Y enseguida dejaron las redes y lo siguieron». Marcos 1:17-18 (NTV)

Descendí lentamente los escalones del área acordonada para nadar en las aguas frías y cristalinas procedentes del manantial del río Homosassa. Mi esposo me alentó a que me lanzara del último escalón rápidamente y diera por terminado el asunto, entonces lo hice.

Las aguas eran frías y profundas, demasiado profundas como para tocar el fondo. Me sujeté del borde de la plataforma por algunos minutos y luego nadé hasta las cuerdas divisorias y me sostuve firmemente. Mi corazón latía a toda velocidad del shock que me dio el agua fría y de mis esfuerzos por mantenerme a flote. Estaba lejos de mi zona de confort, y en vez de permanecer allí y permitirme adaptarme, regresé nadando a los escalones y escalé fuera del agua.

Sentada en la plataforma, observaba cómo los adultos y los niños se lanzaban al agua una y otra vez a pesar de su profundidad y temperatura. En sus rostros había sorpresa, entusiasmo y alegría. Sin embargo, cuando mi esposo nadó hacia mí y me alentó a que volviera a intentarlo, le dije, «Ve tú; yo te miro desde aquí».

¿Qué hubiera ocurrido si los discípulos Andrés y Simón le hubiesen dicho eso a Jesús cuando Él los invitó a dejar sus barcos y seguirlo? “Jesús los llamó: «Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!”. Y enseguida dejaron las redes y lo siguieron»” (Marcos 1:17-18).

Jesús llamó a Andrés y a Simón a salirse absolutamente de su zona de confort, lejos de sus hogares, familias y trabajos, lejos de todo lo que conocían. Sin embargo, cuando Jesús les dijo, «Vengan, síganme», lo hicieron. Ellos no respondieron, «Ve tú; yo te miro desde aquí». No, ellos dejaron inmediatamente sus vidas anteriores y siguieron a Cristo.

Varias veces, Dios me ha llamado a salirme de mi zona de confort para hacer algo nuevo. Desearía poder decir que respondí a Sus invitaciones de la manera en que Simón y Andrés lo hicieron. En cambio, mi primera respuesta casi siempre ha sido, «Ve tú; yo te seguiré mirando desde aquí».

Afortunadamente, las invitaciones de Dios a seguirlo no cesan solo porque yo dudo. Él sigue animándome hasta que por fin «me arrojo al agua». A veces me demoro demasiado, pero cuando lo hago, Él siempre está allí para sujetarme y mantenerme a flote mientras me conduce hacia un sitio donde puedo ponerme de pie. Me hubiera perdido algunas experiencias increíbles si no hubiera confiado en Él y finalmente aceptado Su invitación a seguirlo.

¿Crees que Dios te está llamando a dar un paso fuera de tu zona de confort? ¿Acaso te está invitando a dar ese salto a aguas muy profundas? Confía en Él. Él estará allí para agarrarte y sostenerte. Seguir a Dios siempre es una experiencia maravillosa.

Señor, gracias por seguir invitándome a seguirte a Ti aun cuando dudo al principio. Por favor, concédeme la sabiduría y el coraje para seguir Tu llamado la primera vez que me pides hacerlo. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Génesis 12:1-4a, El SEÑOR le había dicho a Abram: «Deja a tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti». Entonces Abram partió como el SEÑOR le había ordenado, y Lot fue con él. (NTV)

¿Qué puedes hacer para aumentar tu valentía para seguir a Dios cuando Él te llama a salir de tu zona de confort?

¿Qué pequeño paso puedes dar hoy hacia aquello que Dios te está llamando a hacer? ¡Compártelo con nosotras en los comentarios!

© 2023 por Terri Hester. Todos los derechos reservados.

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