y como [Enoc] anduvo fielmente con Dios, un día desapareció porque Dios se lo llevó. Génesis 5:24 (NVI)
Cuando era adolescente, si miraba por la ventana de mi habitación para ver cómo el sol, al despertar, pintaba de dorado las copas de los árboles, a menudo veía una figura desaparecer entre los árboles detrás de nuestra casa: mi papá, saliendo a dar su paseo matutino con Dios. Mientras caminaba, papá admiraba la creación de Dios, compartía sus preocupaciones y simplemente disfrutaba de la presencia de su Padre.
Miles de años antes de que mi papá comenzara a caminar con Dios, otro hombre hizo lo mismo. Génesis 5:24 describe a Enoc, un descendiente de Adán: “y como [Enoc] anduvo fielmente con Dios, un día desapareció porque Dios se lo llevó”.
No sabemos si Enoc era franco o carismático, musical o atlético. Solo sabemos una cosa: Enoc caminó con Dios. Algunos creen que esta escritura (junto con Hebreos 11:5) muestra que Dios y Enoc eran tan cercanos que Dios no dejó que Enoc muriera; más bien, Dios simplemente “se lo llevó” para estar con Él siempre (Génesis 5:24). Cualquiera que sea el significado, una cosa está clara: la vida de Enoc giraba en torno a la relación con Dios. Amistad con Dios. ¡Qué legado!
La amistad con Dios suena idílica, ¿no? Y, sin embargo, muchas de nosotras no estamos seguras de cómo cultivarla. Anhelamos disfrutar de la oración, pero puede resultar intimidante. Formal. Y si somos totalmente honestas, tal vez incluso aburrida. Aunque crecí admirando la vida de oración vibrante de mi padre, a veces mis oraciones me han parecido más un deber santo que una amistad cercana.
Cuando mis oraciones se vuelven distantes u obsoletas, me inspiro en el ejemplo de Enoc y el de mi padre. Si tú también anhelas más, más emoción, más conexión, ¿qué pasaría si sacaras tus oraciones de cualquier caja sagrada en la que viven? ¿Qué pasaría si dejaras de intentar decir las palabras correctas y simplemente pasaras tiempo con Dios?
¿Qué pasaría si salieras a Su gloriosa creación y convirtieras tu “caminar con Dios” en verdaderos paseos con Dios? Y mientras caminabas, ¿qué pasaría si simplemente compartieras tu gratitud, tus cargas, tus inseguridades, tu corazón, con tu Padre?
Podrías orar el Padrenuestro, citar un salmo o simplemente caminar en Su presencia, observando la belleza que te rodea, pidiendo guía e incluso riéndote de los contratiempos de la vida.
Cuando nos acercamos a nuestro Padre celestial, podemos disfrutar de Su amistad dondequiera que vayamos. No tenemos que estar en una caminata de oración: podemos vivir en comunión constante con Dios, compartiendo risas, buscando guía y dando gracias a lo largo de cada día.
Mi papá ahora tiene demencia y, aunque no recuerda nuestra casa antigua ni cuánto amaba los árboles, todavía recuerda las caminatas de oración. Cada vez que papá viene de visita, le pregunto: «Oye, papá, ¿quieres caminar y orar juntos?». Su rostro se ilumina y nos vamos: papá, yo y nuestro Papá Celestial. Caminamos, oramos y el amor de Dios nos mantiene cerca.
Padre, es asombroso que Tú, Creador Todopoderoso, quieras compartir la vida con nosotras. Gracias por invitarnos a tener amistad contigo. Por favor enséñame a caminar contigo todos mis días. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Queremos obedecer al mandato de Dios para orar sin cesar, pero a veces las situaciones difíciles frustran nuestras mejores intenciones. Cuando pareciera que el mundo entero estuviera ardiendo en llamas, ¿cómo oramos? Tenemos un recurso para ti: “Cuando parece que nada funciona: oraciones para los momentos difíciles.” Te ayudará a orar a través de las Escrituras cuando encontrar las palabras adecuadas para orar parece imposible.
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PROFUNDICEMOS
Salmo 42:1-2, Como ciervo jadeante que busca las corrientes de agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser. Tengo sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios? (NVI)
Deuteronomio 6:5-7, Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. (NVI)
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© 2024 por Elizabeth Laing Thompson. Todos los derechos reservados.
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