Pues el SEÑOR tu Dios vive en medio de ti. Él es un poderoso salvador. Se deleitará en ti con alegría. Con su amor calmará todos tus temores. Se gozará por ti con cantos de alegría». Sofonías 3:17 (NTV)

Durante toda mi infancia supe que mis padres me amaban, pero no creía que les caía muy bien. Me parecía que yo era un estorbo; que era una carga por quien preocuparse y una responsabilidad financiera.

Lamentablemente, al empezar a aprender sobre Dios, pensé lo mismo sobre mi Padre celestial. Yo sabía que Él me amaba, pero no creía que le caía muy bien que digamos. Una vez más, me sentía como una decepción que era tolerada, no como una niña apreciada.

Estaba tan equivocada.

Cuando tenía 12 años me hice mejor amiga de una niña en el vecindario, Wanda. La mamá de Wanda me presentó a Jesús de una forma nueva. ¡Ella me habló de un Padre celestial que realmente me adoraba! A los 14 años acepté a Jesús como mi Salvador y comencé el recorrido hacia el tener confianza en que Dios se deleita en mí.

El Salmo 18:19 dice: “me rescató porque en mí se deleita” (NTV). Y no sólo en “mí”, sino en todos Sus hijos: “porque el SEÑOR se deleita en su pueblo …”  (Salmo 149:4, NTV).

Sofonías 3:17 nos dice: “el SEÑOR tu Dios vive en medio de ti. Él es un poderoso salvador. Se deleitará en ti con alegría. Con su amor calmará todos tus temores. Se gozará por ti con cantos de alegría».

¿Acaso no puedes escuchar a Dios diciendo: Eres un gran deleite? O quizás: ¡Encuentro gran deleite en ti!

Desde el momento en que mi hijo, Steven, nació, quería que supiera que Dios no sólo lo ama sino que también Le cae bien, que Jesús está parado a la puerta de su alma y toca la puerta porque Él quiere entrar y compartir la cena (Apocalipsis 3:20). Quiero que mi hijo sepa que Dios lo entretejió en mi vientre como una creación admirable y única (Salmo 139:13-14).

Durante los muchos años que llevaba a Steven a la escuela, con frecuencia me despedía de él diciendo: «¡Adiós! ¡Te amo y me caes bien!».

Siempre le traía una sonrisa a la cara… y a veces ponía los ojos en blanco. Pero yo quería que Steven supiera sin duda que a mí me gusta la persona que él es. Disfruto estar con él. Pienso que es divertido e inteligente. Si tuviera su edad, me gustaría ser su amiga. Y Dios tiene infinitamente más amor por mi hijo del que yo pudiera tener.

Lo cual me hace pensar en ti: ¿sabes lo mucho que Dios te ama? ¿Sabes cuánto le agradas? Mientras vas de un lugar a otro con lo ocupada de tu día, ¿sientes Su deleite?

Tú, amiga, eres Su hija preciada. Él quiere que siempre recuerdes que Él te ama, y que le caes bien.

Padre celestial, ¡estoy maravillada porque Tú no sólo me amas, sino que también te caigo bien y te deleitas en mí! Ayúdame a recordar siempre esta verdad, incluso cuando me desprecie a mí misma. En el Nombre de Jesús, Amén.

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El enemigo quiere que te sientes rechazada... excluida, solitaria e inferior. En Sin invitación, por Lysa TerKeurst, la autora comparte sus experiencias personales profundas con el rechazo, y con una profundidad bíblica, una vulnerabilidad sincera y un humor reconfortante, te ayuda a creer que aun cuando todos te ignoren, eres escogida cuidadosamente por Dios. Eres destinada para Su amor que nunca disminuye, ni se quebranta, ni se conmueve, ni es arrebatado: Su amor que no rechaza ni te deja sin invitación.

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PROFUNDICEMOS

Salmo 147:10-11, No se complace en la fuerza del caballo ni en el poder del ser humano. No, el SEÑOR se deleita en los que le temen, en los que ponen su esperanza en su amor inagotable. (NTV)

¿Cómo el saber que le caes bien a Dios, cambia cómo ves tu relación con Él?

Si eres mamá, ¿cómo puedes asegurar que tus hijos sepan que Dios no sólo los ama sino que también le agrada la persona que son, tal y como son?

¡Nos encantaría escuchar de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios.

© 2024 por Sharon Jaynes. Todos los derechos reservados.

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