Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. 1 Juan 1:9 (NVI)
«Esto no me parece correcto», dije, mientras veía el paisaje desconocido fuera de la ventana de mi auto. Iba de camino al partido de fútbol americano de mi hijo y luego de estar manejando 20 minutos, me percaté de que se me pasó la calle donde tenía que doblar. Me tomaría otros 20 minutos más para llegar a mi destino.
Suspiré con frustración. Ya estaba llegando tarde y mi error me había hecho perder tiempo valioso. Tenía que elegir: rendirme y volver a casa o tomar el tiempo necesario para volver al camino correcto. Sinceramente, tenía ganas de rendirme, pero cuando pensé en la desilusión de mi hijo al no verme ahí, eso me motivó a seguir adelante.
A la mañana siguiente, el Espíritu Santo me recordó que mi decisión de seguir hacia la dirección correcta coincidía con un giro que había dado recientemente en mi vida espiritual.
Apenas unas semanas antes, le había dicho a Dios que me había alejado demasiado y que me costaría mucho trabajo regresar a donde Él. Después de mi divorcio, empecé una relación poco saludable y tomé decisiones pecaminosas. Cuando anhelaba alejarme de la relación y reconciliarme con Dios de nuevo, la vergüenza y culpa abrumadora hicieron que pareciera imposible.
Inmediatamente después de expresarle mis miedos a Dios, escuché estas palabras en una canción: “No importa, no importa, no importa lo que hayas hecho. Nunca, nunca, nunca estás demasiado lejos” (“Never Too Far Gone” por Jordan Feliz).
Dios me aseguró que no era demasiado tarde; que no me había ido demasiado lejos. Como dice Romanos 8:1, “Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús” (NVI). De manera similar, 1 Juan 1:9 nos dice: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad”.
Estos versículos nos señalan dos verdades:
- Cuando los creyentes en Jesús cometemos errores, no somos condenados. Satanás quiere que creamos que somos demasiado malas para que Dios nos perdone, que Dios no nos quiere de vuelta después de haber pecado. Satanás nos alimenta con pensamientos como, No puedo creer que hiciste eso. ¿Dices que eres cristiana? ¿Cómo pudiste volver a cometer ese error? Mientras Dios nos convence de pecado y nos impulsa a arrepentirnos, Él no nos desecha. Cuando pecamos, Él nos persigue, atrayéndonos de nuevo hacia Él.
- Dios nos limpia de la maldad. Dios nos restaura, perdonándonos y limpiándonos. Cuando nos volvemos a Él y confesamos nuestros pecados, Él nos quita la vergüenza, la culpa y la mancha de nuestras malas acciones, haciéndonos completas nuevamente.
Quizás estés atrapada en una trampa de malas decisiones. Quizás tomaste una dirección diferente a la que Dios te dijo que siguieras. Tal vez te sientes agobiada por la vergüenza y la condena.
No tienes que seguir por ese camino; puedes volver y corregir tu rumbo. No hagas caso a la mentira de que te has alejado demasiado o que Dios no te quiere por lo que has hecho. Su gracia y misericordia te están esperando; sólo necesitas volver al camino correcto.
Querido Señor, gracias por Tu obra en la cruz y por Tu perdón. Ayúdame a acudir a Ti cuando peco, en lugar de salir corriendo llena de vergüenza y culpa. Recibo Tu amor y misericordia hoy. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Buscamos el perdón de Dios cuando nos hemos estropeado, y Él también nos llama a perdonar a otras personas … pero esto puede ser difícil. Sin embargo, no tienes que seguir sufriendo por lo que te hayan hecho otras personas. De una manera sorprendente, Lysa TerKeurst ha descubierto cómo deshacerse del resentimiento acumulado y superar la resistencia a perdonar a las personas aun cuando no están dispuestas a hacer las cosas bien. Aprende más en su libro Perdona lo que no puedes olvidar.
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PROFUNDICEMOS
Juan 3:17, Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sin para salvarlo por medio de él. (NVI)
¿Cuándo te ha dado miedo acercarte a Dios en oración? ¿Qué pensamientos últimamente has permitido que jueguen en tu cabeza que no son de Dios? Entregaselos a Él hoy.
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