El camino de la justicia

Nota de la editora: El devocional de hoy forma parte de nuestra serie de la Semana Santa. Acompáñanos mientras experimentamos el poder del amor de Jesús, recordamos Su sacrificio y caminamos en la victoria de Su Resurrección. Nuestra oración es que esta serie prepare tu corazón para el gozo que hallamos en la Pascua. ¡Inscríbete ahora!

A veces me pregunto… ¿reconocería yo el camino de la justicia, el propio Jesús, si Él caminara entre nosotros hoy?¿O me apoyaría en mi propio entendimiento y lo dejaría pasar al igual como hizo la élite religiosa, los fariseos, tiempo atrás?

Jesús dijo: —Les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas van delante de ustedes en el reino de Dios. Porque Juan vino a señarlarles el camino de la justicia y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí creyeron en él. Incluso después de ver esto, ustedes no se arrepintieron para creerle (Mateo 21:31b-32, NVI).

Sin duda Jesús estaba bromeando, ¿verdad? ¿Los recaudadores de impuestos y las prostitutas entrando en el reino de Dios por delante de los fariseos?

Las personas marginadas y más humildes de la sociedad nunca podrían competir con aquellas que se enorgullecían de su seguimiento estricto de la tradición piadosa y de las leyes de Dios. Todos lo sabían. Esas personas marginadas lo sabían. Pero quizá esa era la diferencia; en esa situación de humildad, sabían que necesitaban un Salvador. Y fueron las primeras personas en reconocer a Jesús cuando se presentó.

Odio admitirlo, pero me puedo convertir en alguien semejante a un fariseo. Puedo despreciar y juzgar incluso a otros cristianos y pensar que mi pecado no es tan malo (o no tan evidente). Me puedo engreír con el conocimiento de Dios y perderme los movimientos precisos de Su reino a mi alrededor. Puedo engañarme a mí misma pensando que tengo todo bajo control y perderme “el camino de la justicia” (Mateo 21:32); el Evangelio que dice que soy salvada por gracia mediante la fe, no por ninguna justicia que pueda lograr por mi cuenta (Efesios 2:8-9).

Alabado sea Dios porque aun cuando pensamos que tenemos todo resuelto por nosotras mismas, Dios nos recuerda con delicadeza (¡y a veces de manera brusca!) que Lo necesitamos. Él nos habla a través de Su Palabra, a través de Su espíritu, a través de nuestras circunstancias, a través de palabras de gracia y de verdad de nuestros amigos en Cristo. Dios nos ama demasiado como para permitirnos continuar con nuestra propia justicia o para dejarnos perder Su reino.

Mientras nos adentramos en los acontecimientos de la Semana Santa y nos acercamos al Domingo de Pascua, recordemos nuestro estado de humildad y nuestra necesidad de un Salvador. Preparemos nuestros corazones para celebrar las buenas nuevas de que Jesucristo venció a la muerte en la cruz y resucitó de la tumba; todo para que podamos tener una vida nueva en Él.

Dios, confesamos las veces en las que nos parecemos a los fariseos y creemos que lo tenemos todo resuelto por nuestra cuenta. Mantén nuestros ojos abiertos al camino de justicia que solamente se encuentra en Cristo. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Efesios 2:8-9, Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe. Esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios y no por obras, para que nadie se jacte. (NVI)

Para leer más acerca de lo que sucedió en este día de Semana Santa, lee Mateo 21:23-46.

Ahora que el Domingo de Resurrección se acerca, ¿cómo se encuentra tu corazón? ¿Te enorgulleces de tus buenas obras? ¿Eres consciente de tu fragilidad, pero te sientes lejos para aceptar el regalo de la gracia de Dios? ¿Estás agradecida de recibir el regalo de la justicia que solamente se encuentra en Cristo?

¿Qué puedes hacer hoy para preparar tu corazón y celebrar al Rey resucitado?

¡Nos encantaría saber de ti! Comparte lo que piensas en los comentarios.

© 2025 por Alice Matagora. Todos los derechos reservados.

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