Entonces Dios abrió los ojos de Agar, y ella vio un pozo lleno de agua. Enseguida llenó su recipiente con agua y dio de beber al niño. Génesis 21:19 (NTV)
Apenas había entrado de puntillas en el país de los sueños antes de escuchar un clamor en el pasillo.
Levantándome en las sombras iluminadas por la luna, atendí el ruido de mis hijos noctámbulos antes de regresar arrastrando los pies al calor de mis sábanas.
Sin embargo, mi mente había abandonado el sueño durante mucho tiempo y, en cambio, vagaba por un desierto mental de listas de quehaceres y preocupaciones. Una marea de problemas golpeó las orillas de mi alma, pidiendo una oración o dos o diez. Mi corazón no es hábil para dejar un mundo de preocupaciones sin poner mis huellas dactilares pegajosas en él una y otra y otra vez.
Y en el suave resplandor antes del amanecer, mis pensamientos se desviaron hacia otra madre cansada llamada Agar, cuya historia se encuentra en los capítulos 16 y 21 de Génesis.
Dios prometió un hijo a Abraham y su esposa Sara, pero Sara se cansó de esperar y arregló que Abraham engendrara un hijo con su esclava Agar. Porque era esclava, Agar era considerada como perteneciente a Sara, el hijo de Agar también le pertenecería a ella. El plan de Sara para la maternidad tuvo éxito y Agar dio a luz al primogénito de Abraham, Ismael. Lamentablemente, a medida que Ismael crecía, también lo hacía la tensión entre estas dos mujeres. (Génesis 18, 21)
Por supuesto, Dios permaneció fiel a Su promesa, y en Su tiempo señalado, Sara dio a luz a Isaac. Pero el conflicto entre Agar y Sara continuó, llegando a lo peor cuando Sara vio al joven Ismael acosando a Isaac, y luego exigió que Abraham enviará lejos a Ismael y a Agar.
Mientras caminaban solos por el desierto sin ningún lugar adonde ir, Agar e Ismael agotaron su última gota de agua. Angustiada, Agar colocó a su hijo en la sombra para que finalmente muriera, se sentó sola y sollozó. Su corazón cansado lloró con toda la preocupación y el agotamiento de mantener la supervivencia de su familia.
Oh, cómo su grito resuena a través de los siglos, resonando en mi alma moderna. Muy a menudo agoto mi última gota de reserva física y mental, pero todavía tengo sed de descanso en medio del estrés.
Vivir día a día nuestras variadas responsabilidades como mujeres no siempre es fácil y encantador, ¿verdad?
Pero anímate: la esperanza habita en los lugares más áridos. Este no fue el final de la historia de Agar. La Biblia nos dice que Dios vio su dolor y dijo, «¿Qué te pasa, Agar? No temas … (Génesis 21:17, NVI)
Dios la llamó por su nombre. Él la conocía, la veía y se preocupaba por su corazón ansioso de dos maneras, como solo Él podía:
Primero, Dios calmó los temores profundos de su alma sobre el futuro. Él le aseguró que cuidaría de ella y de Ismael, repitiendo la promesa que le dio en Génesis 16:10. Levántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación». (Génesis 21:18)
Y luego, allí, en medio del desierto de Agar, Dios proporcionó una fuente de alivio: Entonces Dios abrió los ojos de Agar, y ella vio un pozo lleno de agua. Enseguida llenó su recipiente con agua y dio de beber al niño.(Génesis 21:19)
En esta historia atemporal de una mujer agobiada y preocupada, abunda la vida fresca para nuestros espíritus deshidratados.
Amadas, Dios también conoce nuestros nombres, y Su ojo fiel nos sigue a través de cada desierto de angustia que viajamos. Él escucha nuestros gritos y nos consuela con la tierna calma de Su susurro: “No temas”, trayendo sanidad y vida a la tierra reseca de nuestros corazones cansados.
El versículo 20 nos muestra, como en muchos lugares de la Biblia, que tenemos un Dios en quien se puede confiar: Dios acompañó al niño, y este fue creciendo … (Génesis 21:20 NVI)
Anímate: Él sigue siendo el Dios que forma el agua viva a partir del polvo del desierto.
Querido Dios, gracias por conocer mi nombre y seguir mi camino por la vida. Por favor, refréscame con tu fuerza mientras camino hacia el propósito que has planeado para mí. En el Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
Isaías 40:29, Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. (NVI)
Mateo 11:28,
»Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. (NVI)
Recursos Adicionales
Mantenernos fieles y concentradas en el Señor puede ser muy difícil cuando estamos exhaustas. Para mayor consuelo y aliento, lee el devocional de Kat Armstrong, “Mantenernos fieles aun cuando nuestras almas estén agotadas” y “Podemos confiar en el Señor con nuestro futuro” por Beth Bell.
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© 2021 por Brenda Bradford Ottinger. Todos los derechos reservados.
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