Devocionales

Ayuda para mi corazón incrédulo

Lynn Cowell 18 de febrero de 2022
—Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen. Juan 20:29 (NVI)

Cuando quiero hablar con el Señor, el caminar me ayuda a comenzar la conversación. Pero hubo un día en particular en el cual, aunque mis pies estaban avanzando, mi corazón se resistía a andar en la misma dirección. Aunque estaba intentando orar, había tanto ruido en mi cabeza que no podía concentrarme en lo que quería expresar. La duda se oponía a cada palabra que mi mente intentaba formular.

A veces lucho con creer. Es como si mi corazón y mi mente tuvieran amnesia. Veo mi problema actual. Siento el peso de la decepción, y esto reprime todas los recuerdos de cuando Jesús me ha ayudado.

Momentáneamente olvido mi historia con Él. Me olvido de todas las veces en que ha sido fiel, bueno y amable.

Como cuando trajo a mi esposo a mi vida.
Cuando me mudó a un lugar con nuevas oportunidades.
Cuando me dio una nueva amiga, que ahora es una amistad de muchos años.
Y primordialmente, cuando me llamó Su amiga y me llevó a la salvación en Él.

La lista de Su fidelidad hacia mí, llenaría un librero completo de diarios. De hecho, sí está lleno. Mis diarios registran nuestra historia juntos.

Y aun con toda esta historia, brevemente llego a olvidarme de quien sé que es mi Salvador. Consistente, fiel, poderoso y perfecto. Él ha comprobado que Él es el Todopoderoso Hijo de Dios.

Puedo ser un poco como Tomás en Juan 20:25: Así que los otros discípulos le dijeron: —¡Hemos visto al Señor! —Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré —repuso Tomás. (NVI) Tomás ya tenía un historial de ver los milagros de Jesús una y otra vez; es como si él, también, se olvidó de quién él ya sabía que era Jesús.

Entonces viene Jesús, intencionalmente acercándose al discípulo incrédulo: Luego [Jesús] le dijo a Tomás:—Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe. (Juan 20:27, NVI)

Tal como lo hizo para Tomás, Jesús nos ofrece gracia a ti y a mí en nuestros días de incredulidad. Él no nos juzga ni nos castiga cuando nuestra fe flaquea. Sin embargo, Él sí, nos llama amorosamente: dichosos los que no han visto y sin embargo creen. (Juan 20:29)

Quiero ser bendecida por creer.

Creo que tú, también. Es una de las razones por la cual estás leyendo este devocional. Es la razón por la cual le hablas en oración y buscas aprender más sobre Sus caminos. Deseas creer. Entonces, aunque a veces luchamos con la duda, no dejamos de creer.

Mientras continuaba mi caminata, moví mi corazón un paso más hacia adelante al inhalar profundamente y exhalando mi incredulidad. Mi temor al futuro. Mi enojo, frustración y tristeza.

Respiré profundo otra vez, pidiéndole al Espíritu Santo: Consolador, Ayudador y Maestro, que viniera y sostuviera mi tembloroso corazón. Para estabilizar mi fe con mis propias memorias de Su bondad al igual que Su Palabra, en las cuales Él ha demostrado ser fiel en las vidas de incontables hombres y mujeres de Dios.

Sifrá y Fuá, (Éxodo 1) Miriam y Jocabed, (Éxodo 2) Débora y Jael, (Jueces 4) Abigail (1 Samuel 25) y Rahab (Josué 2) son solo algunas de las mujeres en la Biblia que tuvieron razones para dudar; sin embargo, vieron Su fidelidad en medio de sus problemas.

Yo, también, buscaré ver cómo se mueve de maneras extraordinarias, incluso en mis días ordinarios. Podemos intencionalmente buscar evidencia de que Él está con nosotras y está obrando, a pesar de lo que la incredulidad trata de decir.

Querido Padre celestial, sé que tal vez las cosas no resulten exactamente como estoy anhelando…  pero Jesús, Tú me ayudarás a superarlo nuevamente. Esto sí lo sé. En Tu Nombre, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Marcos 9:23-24, —¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible. —¡Sí creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe! (NVI)

Mateo 21:21-22, —Les aseguro que, si tienen fe y no dudan —les respondió Jesús—, no solo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: “¡Quítate de ahí y tírate al mar!”, y así se hará. Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración. (NVI)

¿Qué dudas necesitas depositar delante del Señor? ¿Cómo puedes renovar hoy tu confianza en Su fidelidad? Comparte tus pensamientos en los comentarios.

© 2022 por Lynn Cowell. Todos los derechos reservados.


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