Devocionales

El oxígeno para el fuego

Shala W. Graham 22 de febrero de 2022
Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio cuando te impuse mis manos. 2 Timoteo 1:6 (NTV)

Mi esposo y yo siempre soñamos con tener una chimenea de leña. En los meses más fríos, nos desvanecíamos ante el olor de leña quemada mientras conducíamos por los vecindarios.

El verano pasado, se cumplió nuestro sueño. Dios nos bendijo con una casa que incluía una hermosa chimenea de leña. No solo eso, además, el dueño anterior nos dejó montones de leña suficiente para sostenernos durante nuestro primer invierno en nuestro nuevo hogar. ¡Genial!

Sin embargo, como chicos de la ciudad, teníamos mucho que aprender sobre cómo encender un fuego. Solo habíamos usado una chimenea de leña un puñado de veces y siempre era usando leña de combustión limpia que hacía todo el trabajo por nosotros.

Pronto me di cuenta que, el fuego ardiente que vemos en las películas, requiere más trabajo de lo que anticipé. Con la ayuda de algunos palos de iniciador de fuego, el fuego encendía en un resplandor de gloria. Sin embargo, 15 minutos más tarde, se apagaba. De repente, mi glorioso fuego inicial sólo era un montón de brasas.

“Necesita oxígeno”, concluí después de que mi cerebro escaneara mi archivo interno de conocimientos sobre llamas de fuego. Agarré el fuelle nuevo y práctico, que había comprado en la ferretería y lentamente impulsé aire en la chimenea.

Mientras más aire circulaba por las leñas, podía ver las brasas renacer y arder con más brillo. Pequeñas llamas comenzaron a crecer. Mientras seguía avivando el fuego en la chimenea y aparentemente de la nada, ¡mi fuego volvió con toda su fuerza!

¡A eso se refiere la Biblia cuando dice que “avives el fuego”!

Con una búsqueda rápida en Internet, encontré el pasaje al que el Espíritu Santo me dirigía:

Me acuerdo de tu fe sincera, pues tú tienes la misma fe de la que primero estuvieron llenas tu abuela Loida y tu madre, Eunice, y sé que esa fe sigue firme en ti. Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio cuando te impuse mis manos. (2 Timoteo 1:5-6, NTV)

El apóstol Pablo estaba hablando a Timoteo, su discípulo y un evangelista y líder en la Iglesia primitiva. La herencia de fe en Timoteo se transmitió desde su madre judía (Eunice), y su madre (Loida). A medida que Pablo recordaba a Timoteo de su llamado, lo animaba no solo a mantener la fe, sino a avivar las llamas del don espiritual que Dios le había dado.

Pablo entendió que, como un fuego, nuestra fe y nuestra capacidad de operar en nuestros dones espirituales puede comenzar con fuerza, pero con el tiempo y las circunstancias, el fuego puede desvanecerse, llegando a ser como un montón de brasas que arden sin llama, emitiendo poco calor o luz.

¡Pero hay esperanza! Las brasas de nuestra fe pueden ser restauradas con oxígeno espiritual. Para mí, el “oxígeno” puede ser levantarme temprano, mientras todos los demás están durmiendo, para pasar unos minutos ininterrumpidos en la Palabra de Dios. También es cuando elijo mi canción de adoración favorita y canto la letra como mi oración a Dios mientras conduzco. Y en tiempos desesperados, significa hacer todo lo que sea necesario para despejar mi agenda y retirarme a solas con el Señor durante un fin de semana o incluso un día.

Para brillar intensamente, nuestra fe requiere un cuidado intencional, no solo una vez, sino una y otra vez, de manera constante. No te desanimes cuando tu fe no arde con intensidad. Dios sabía que necesitaríamos avivar nuestra fe en llamas una y otra vez, así que nos dio Su Palabra y Su Espíritu Santo.

La próxima vez que creas que tu fe está casi apagada, inyecta un poco de oxígeno intencional para reavivar rápidamente el fuego. Luego usa tus dones espirituales para mantenerla en llamas y servir a otros en el Nombre de Jesús.

Padre, ¡cuán bendecidas somos porque Tú nos das a cada una de nosotras dones espirituales preciosos! Haz que nunca subestimemos nuestra fe. Pero, si nos encontramos en una época en la que nuestra fe se ve como brasas, empújanos suavemente para alimentar el fuego de nuestra fe con Tu oxígeno. En el Nombre de Jesús, Amén.

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1 Pedro 4:10-11, Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros. ¿Has recibido el don de hablar en público? Entonces, habla como si Dios mismo estuviera hablando por medio de ti. ¿Has recibido el don de ayudar a otros? Ayúdalos con toda la fuerza y la energía que Dios te da. Así, cada cosa que hagan traerá gloria a dio por medio de Jesucristo. ¡A él sea toda la gloria y todo el poder por siempre y para siempre! Amén. (NTV)

¿Cuál es la condición de tu “fuego” de fe? ¿Cuál es tu “oxígeno” espiritual? Haz un inventario de tus dones espirituales y busca maneras de ponerlos en acción.

¡Nos encantaría saber de ti! Comparte tus pensamientos sobre el devocional de hoy en los comentarios.

© 2022 por Shala W. Graham. Todos los derechos reservados.


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