Pon tu esperanza en el SEÑOR; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el SEÑOR! Salmos 27:14 (NVI)
Dolía. Los empleadores de mi esposo lo despidieron sin una palabra de advertencia. El siguiente empleo requería vender nuestra casa preciosa y movernos muy lejos, justo cuando nuestras hijas estaban iniciando el bachillerato y secundaria.
¿Cómo es posible que Dios esté en esto?
Solo con una mirada retrospectiva descubrimos los motivos de Dios para mudarnos. Nuestra nueva ubicación estaba en un área rural, lo cual se adaptada mucho mejor a la personalidad de nuestra familia. Nuestras dos hijas prosperaron en sus nuevas escuelas y cada uno de nosotros encontró amistades largas y duraderas. Entonces, entendimos cómo Dios había usado el despido de mi esposo para llevarnos a un lugar donde él tenía bendiciones maravillosas esperando por nosotros.
Me pregunto si María, la madre de Jesús, entendió que su Hijo tenía que nacer en Belén para cumplir las profecías sobre el Mesías. Cuando José le contó sobre el próximo censo que requeriría que viajaran a su ciudad natal, ¿se iluminaron sus ojos con comprensión? ¡Pero por supuesto! El niño que llevo es el Mesías y debe nacer en Belén. Y aquí Dios está usando un censo romano para trasladarnos de Nazaret a Belén. ¡Dios es tan bueno!
¿O no tenía ni idea? Ella podría haber respondido al anuncio de José con esta refutación:
«¿Hablas en serio? Amor, estoy embarazada de ocho meses. Belén está a 80 millas de distancia. No montaré un burro ni caminaré 80 millas en mi condición».
La Biblia no nos dice específicamente si María conectó los puntos entre la identidad de su bebé como el Mesías y el lugar de Su nacimiento profetizado. Pero aunque María no tenía detalles específicos del plan, su actitud de aceptación tranquila y seguridad esperanzadora insinúa que sabía que Dios estaba tramando algo asombroso.
Su asombro y esperanza con los ojos muy abiertos se expresan en el canto de alabanza que compartió con su prima Elizabeth: “Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí. ¡Santo es su nombre!” (Lucas 1:48b-49, NVI).
Hoy, mientras contamos los días hasta la Navidad, es posible que no siempre tengamos ganas de cantar sobre “grandes cosas”. El mes de diciembre puede deparar todo tipo de tropiezos y desvíos que pueden complicar nuestros planes. ¿Te ha pasado algo de esto justo antes de Navidad?
- La enfermedad grave de un familiar.
- Un vuelo cancelado para visitar a la familia.
- Un programa navideño para niños salió mal.
- Gastos extras del hogar.
El viaje de María a Belén y la mudanza de mi familia me recuerdan que Dios puede usar lo que considero agravantes y angustias para reposicionarme y de esa manera poder bendecirme y usarme de manera más efectiva.
“Pon tu esperanza en el SEÑOR; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el SEÑOR!” dice Salmos 27:14. La palabra hebrea para “esperar” está estrechamente relacionada con la palabra “esperanza”, y esperar significa mirar hacia el futuro con certeza y ansiosa anticipación. María expresó esta actitud cuando, después de escuchar el mensaje del ángel Gabriel sobre Jesús, respondió: “—Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí” (Lucas 1:38, NTV).
A medida que me acerco a cada complicación navideña de este año, me gustaría asumir la actitud de María. Me gustaría mirar cada cambio con anticipación sazonada con un toque de anhelo lleno de esperanza mientras pregunto, OK, Señor, ¿qué tienes esperando por mí?
¿Quieres unirte a mí? Solo piensa: Belén te espera.
Señor, te invito a que aparezcas en cada dificultad que enfrente en las próximas semanas. Usa estos desafíos para redirigirme a Tu plan glorioso. Dame ideas de cómo puedo aprovechar el cambio al máximo para honrarte y magnificarte ante quienes me rodean. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Lucas 1:46-48, Entonces dijo María: «Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones (NVI)
Lee el cántico completo de María en Lucas 1:46-55. ¿Cómo es que su reflexión sobre el pasado le da esperanza a María por lo que se viene en su vida? ¿Cómo puedes ver a Dios trabajar en tu vida para llevar a cabo lo mejor de Él para ti? Comparte con nosotras tu opinión en los comentarios.
© 2022 por Karen Wingate. Todos los derechos reservados.
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