Pon la mirada en lo que tienes delante; fija la vista en lo que está frente a ti. Endereza las sendas por donde andas; allana todos tus caminos. No te desvíes ni a diestra ni a siniestra; apártate de la maldad. Proverbios 4:25-27 (NVI)
Sabía que el margen de error era pequeño; un ligero desvío hacia la izquierda o la derecha, y se produciría daño. Así que pegué mis ojos a mi espejo retrovisor y tomé el volante fuertemente.
Durante años, había evitado estacionar mi minivan en nuestro garaje, con temor de pegarle a la angosta puerta de nuestro garaje. Sin embargo, el asiento del conductor que estaba caliente, cortesía del calor veraniego del estado de Georgia, me persuadió de lo contrario ese día.
Con determinación, retrocedí mi carro un poco, cuando de repente un fuerte «¡Mamá!» interrumpió mi concentración. Mientras miraba por encima del hombro a mi hijo en el asiento trasero, un sonido crujiente que produjo escalofríos me alertó: me había desviado del camino recto y angosto, yendo a la deriva hacia la destrucción.
No tenía idea que había girado ligeramente el volante hacia la derecha; un enfoque fuera de lugar causó un movimiento sutil pero peligroso. Mi cara ardía de vergüenza por el daño que había causado.
Como dice el antiguo himno, también soy “pronto a andar lejos de Cristo y alejarme de mi Dios”. Más que nada, deseo caminar sabiamente y vivir fielmente para Cristo. Sin embargo, me desvío fácilmente hacia los deseos de mi carne y las preocupaciones de este mundo.
El rey Salomón entendió la inclinación del pueblo de Dios a desviarse, por lo que suplicó a sus hijos en Proverbios 4 que buscaran a toda costa la sabiduría de Dios. Terminó el pasaje con tres instrucciones:
Cuando me desvío de estas instrucciones, me siento molida y quebrantada, al igual que la puerta abollada de mi auto. Afortunadamente, la gracia de Dios es suficiente para reparar lo que está roto y redirigir mis pasos.
Preciosas amigas, las distracciones vendrán. Pero las distracciones no tienen por qué descarrilarnos por completo si mantenemos nuestra mirada en Jesús.
Así que, cuando el sufrimiento y la tragedia te desanimen, fija tu mirada en Jesús. Cuando las divisiones y la desunión te desalienten, fija tu mirada en Jesús. Cuando tengas la tentación de compararte con los demás, fija tu mirada en Jesús.
Pase lo que pase, solo sigue mirando hacia arriba.
Padre celestial, cuando las distracciones me rodeen, ayúdame a mantener mi mirada fija en Ti. Por Tu gracia capacítame, y por Tu Espíritu dame poder, para caminar sabiamente por causa de Tu nombre. En el Nombre de Jesús, Amén.
¿El devocional de hoy habló a una área en tu corazón? Si es así, aquí hay algunos devocionales similares que creemos que disfrutarás:
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Salmo 32:8, El SEÑor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. (NVI)
¿Qué distrae tu enfoque de Jesús y hace que te desvies de Sus caminos? ¿En qué áreas de tu vida Dios te está impulsando a caminar sabiamente para ser una testigo piadosa para los demás?
¡Nos encantaría escuchar cómo Dios está obrando en tu corazón! Comparte tus pensamientos en los comentarios.
© 2022 por Beth Knight. Todos los derechos reservados.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.
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