Devocionales

Correr más allá de las serpientes: qué hacer cuando te enfrentas a una distracción

Dorina Lazo Gilmore-Young 13 de enero de 2023
No te apartes ni a la izquierda ni a la derecha; aparta tu pie del mal. (Proverbios 4:27 RVA-2015)

Hace unos meses, corrí en la carrera Diamond 13K en el centro de California. El recorrido de ida y vuelta tuvo trayectos de sol y de sombra y una vista a la distancia, de las majestuosas montañas de la Sierra Nevada.

Saliendo desde el inicio, me encontré corriendo junto a mi amiga Sunny. Estábamos charlando mientras empezábamos a ascender la primera colina, llamada The Corkscrew.

Fue en ese momento que la vi.

A un lado del sendero, a solo unos pasos de distancia, había una serpiente blanca y negra enroscada.

¿Mencioné que odio las serpientes?

Traté de mantener la calma y hacer lo único que sabía hacer: seguir corriendo.

«¿Viste eso?» Le pregunté a Sunny a mi lado. «¡Una serpiente!»

«¡Me la perdí!» exclamó, con los ojos muy abiertos.

Seguí pensando en la serpiente durante la siguiente milla, sintiéndome distraída e insegura de mis pasos.

¿Era peligrosa?
¿Debería haberme detenido para tomar una fotografía?
¿Estaría allí en mi camino de regreso por la colina hasta la línea de meta?

Fue entonces cuando me vino a la mente un proverbio que había leído:

«Considera la senda de tus pies y todos tus caminos sean correctos. No te apartes ni a la izquierda ni a la derecha; aparta tu pie del mal.» (Proverbios 4:26-27, RVA-2015)

El libro de Proverbios brinda a los creyentes la sabiduría que el rey Salomón recopiló para un joven de su época.

La palabra “considera” en Proverbios 4:26 significa “considerar bien”. En la vida (y mientras estas corriendo), es importante considerar bien hacia dónde vamos. Este proverbio me recordó que debía mantener la vista hacia adelante y los pies en el camino.

Después de llegar a la cima de The Corkscrew, tomé la decisión de dejar de pensar en la serpiente. Con 7 millas por delante, necesitaba volver a concentrarme en mi carrera. Si seguía pensando en la serpiente, podría distraerme tanto que podría perder el equilibrio y caerme, de pronto lesionarme, y arruinar mi tiempo de carrera y mi alegría en la actividad.

Al sacar a la serpiente de mi mente, elegí pensar en otras cosas. (Filipenses 4:8) Fue entonces cuando comencé a disfrutar de mi carrera. El cielo era de un azul celeste y el sendero estaba iluminado con verdes y dorados. Encendí mi música de adoración y volví a encontrar la cadencia de la respiración y los pasos.

Cuando crucé la línea de meta, me había olvidado por completo de la serpiente.

Más tarde, me di cuenta de cuánto esta experiencia era un espejo de la vida.

A veces, a medida que avanzamos, nos encontramos con una “serpiente” al costado del sendero. Tal vez sea una simple distracción, como una notificación en las redes sociales durante nuestro tiempo de oración, un programa de televisión cuestionable que sabemos que no deberíamos ver o una tarea sin terminar que nos llama cuando necesitamos descansar. Tal vez sea el enemigo mismo tratando de desviarnos, desanimarnos de seguir nuestro llamado o causar un malentendido en nuestra relación con Dios.

Muchas veces en las carreras de larga distancia, un corredor encargado de “marcar el paso” lidera al resto de corredores. La persona que “marca el paso”, marca el ritmo de los otros corredores, pero los otros corredores tienen que mantener a esa persona a la vista, asegurándose de no acelerar o retrasarse demasiado.

Amigas, estos son los momentos en los que tenemos que tomar la decisión de dejar que Jesús sea nuestro Marcapasos en la vida y seguir corriendo. Cuando nuestros ojos están enfocados en Jesús y hacia dónde se dirige, es más fácil alejarse de las distracciones.

Y cuando nuestras mentes simplemente no cooperan frente a las distracciones, podemos recordar que fue Dios mismo que creó nuestras mentes. Pidámosle la perseverancia para enfocarnos en Él mientras tomamos cautivos todos y cada uno de los pensamientos a lo largo de nuestros días.

Señor Jesús, gracias por ser nuestro Marcapasos y nuestro Protector. Recuérdanos que no importa qué tipo de distracción enfrentemos, Tú proporcionas una ruta de escape. Te estamos siguiendo. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Lucas 10:38-40a, Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. (NVI)

Podemos distraernos con muchas cosas, incluso cosas buenas como servir. ¿Qué podría estar distrayéndote de enfocarte hoy en Dios?

¿Hay algo que consume tu tiempo o pensamientos que te está alejando de caminar con Jesús? ¡Nos encantaría escucharte! Comparte tu opinión en los comentarios.

© 2023 por Doina Lazo Gilmore-Young. Todos los derechos reservados.


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