Como el Padre me ha amado, así también Yo los he amado; permanezcan en Mi amor. Si guardan Mis mandamientos, permanecerán en Mi amor, así como Yo he guardado los mandamientos de Mi Padre y permanezco en Su amor. »Estas cosas les he hablado, para que Mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea perfecto. Juan 15:9-11 (NBLA)

Cada enero, mi iglesia local nos anima a ayunar. El propósito de este esfuerzo es que nosotros como, una iglesia busquemos a Dios y Su plan para el nuevo año, y el tipo de ayuno es elección del individuo. Redes sociales, comidas, postres y café han estado en mi lista en algún momento. Solía planear mi ayuno con mucha oración, llena de esperanza y ganas… hasta que realmente comenzaba.

Estaba tan concentrada en las cosas de las que me estaba absteniendo que pasé por alto el buscar a Dios para consuelo. Pronto me di cuenta que estaba siendo consumida con lo QUE estaba renunciando más que por QUIEN lo estaba sacrificando: el Señor. No había entendido nada.

No creí que fuera posible, pero simplemente estaba haciendo las cosas por inercia en este ayuno.

Dios empezó a mostrarme que estaba haciendo lo mismo en otras áreas de mi vida también. En mi vida personal: como esposa, hija y amiga. Como empleada en el trabajo y sirviendo en el ministerio. Estaba haciendo lo que se suponía que debía hacer, pero había perdido la motivación.

La iglesia en Éfeso compartía una lucha similar. En Apocalipsis 2:2-3, Juan los elogió por todo lo que estaban haciendo bien: [Yo, Cristo] “Conozco tus obras, tu duro trabajo y tu perseverancia. Sé que no puedes soportar a los malvados, y que has puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles, pero no lo son; y has descubierto que son falsos. Has perseverado y sufrido por mi nombre, sin desanimarte” (NVI).

Pero el cumplido rápidamente se volvió una reprimenda: “Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor” (Apocalipsis 2:4, NVI).

Es fácil estancarse en una rutina cuando has estado haciendo lo mismo por un tiempo, incluso si ese “algo” es bueno en sí mismo.

Hacer un ayuno puede volverse más una cuestión de comida que una cuestión de oración. Yo solía sentir que estaba por venir un logro importante cuando ayunaba. Pero después de ayunar unas cuantas veces, sólo se sentía como una pausa, una pausa de las cosas que no quería dejar. El poder detrás de mi ayuno se había perdido porque estaba demasiado enfocada en lo que me estaba privando.

Ser una esposa puede convertirse más en vivir en la misma casa que en ser una compañera para mi esposo. Antes, cuando era soltera, si me hubieras dicho que algún día volvería a casa del trabajo y estaría más enfocada en mi teléfono que en mi esposo, no te habría creído. Desafortunadamente, en realidad, he tenido bastantes noches en las que he priorizado estar en el teléfono, en vez de pasar tiempo de calidad juntos.

Un líder puede llegar a enfocarse más en terminar una tarea que en servir a la gente. Lo que alguna vez acogí como una tarea dada por Dios, comenzó a sentirse como una carga. Yo misma me encontré operando en base a mi propia fuerza en lugar de la Suya.

No importa si es la décima o centésima vez, en cada parte de mi vida, quiero hacer el “qué” correcto con el “porqué” correcto. Si te identificas con mi lucha, quizás te preguntes, como yo me preguntaba: ¿cómo podemos hacer más que simplemente hacer las cosas en modo piloto automático?

Jesús, como siempre, tiene la respuesta: permanecer.

Como el Padre me ha amado, así también Yo los he amado; permanezcan en Mi amor. Si guardan Mis mandamientos, permanecerán en Mi amor, así como Yo he guardado los mandamientos de Mi Padre y permanezco en Su amor. »Estas cosas les he hablado, para que Mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea perfecto.(Juan 15:9-11)

¿Qué significa “permanecer” en Dios? De acuerdo al lenguaje original del Nuevo Testamento, simplemente significa quedarse, no moverse o esperar. En un mundo que se mueve constantemente en la rueda del ajetreo, esto es un desafío ¡pero vale la pena!

Y considera esto: es imposible permanecer cuando sólo estás actuando en modo automático. Permanecer es una espera activa.

Cuando Jesús habla acerca de guardar los mandamientos, Él nos invita a hacerlo desde un lugar de amor, no desde el legalismo. Cuando obedecemos, ¡el resultado final es gozo! Esta no es solo una felicidad fugaz que viene y va según nuestras emociones en el momento. No es un gozo basado en hacer todas las cosas correctas o en realizar todas las acciones adecuadas. Cuando nuestros corazones están permaneciendo activamente, Dios nos da un gozo pleno que es eterno y completo.

Cuanto más permanecemos con Jesús, más nos parecemos a Él. Nuestras acciones se desbordan por todo lo que Dios está obrando en nuestros corazones.

Menos piloto automático. Más amor, más gozo.

Menos de mí, más de Él.

Querido Padre, por favor perdóname por todas las veces que hice lo correcto con la actitud equivocada. Ayúdame a permanecer en Ti para poder vivir mi vida en Tu amor y gozo. Que todo lo que piense, vea y haga sea agradable a Tus ojos. ¡Y que todo te brinde gloria! En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Marcos 12:30, Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. (NVI)

Piensa en un área de tu vida en la que has estado haciendo las cosas en modo automático. ¿Cómo sería si, en lugar de eso, actuaras desde el amor de Dios?

¡Nos encantaría escuchar de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios.

© 2022 por Anitha Abraham. Todos los derechos reservados.

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