El peligro de la deriva
Sharon Jaynes
Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Hebreos 2:1 (NBLA)
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 1 Corintios 13:4-7 (NVI)
Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida. Proverbios 4:23 (NTV)
Señor, todo mi anhelo está delante de Ti, Y mi suspiro no te es oculto. Salmos 38:9 (NBLA)
Al oír esto, Jesús añadió: —Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Lucas 18:22 (NVI)
Entonces Jesús le dijo: «Yo tampoco te condeno. Vete; y desde ahora no peques más». Juan 8:11b-c (NBLA)
Entonces, ustedes como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de tierna compasión… Colosenses 3:12a (NBLA)
Ábreme los ojos para contemplar las grandes maravillas de tus enseñanzas. Salmo 119:18 (RVC)
Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 1 Pedro 4:10 (NBLA)
»Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Juan 15:9 (NVI)
Porque Yo he de satisfacer al alma cansada y he de saciar a toda alma atribulada». Jeremías 31:25 (NBLA)
Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Hebreos 2:1 (NBLA)
—Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti. Así que el hombre se fue y proclamó por todo el pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él. Lucas 8:39 (NVI)
pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo—dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador—sí, el Mesías, el Señor—ha nacido hoy en Belén, la ciudad de...
Mi alma se aferra a ti; tu mano derecha me sostiene. Salmo 63:8 (NVI)