El peligro de la deriva
Sharon Jaynes
Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Hebreos 2:1 (NBLA)
Así dice el SEÑOR: «Ha hallado gracia en el desierto El pueblo que escapó de la espada: Israel, cuando iba en busca de su reposo». Desde lejos el SEÑOR se le apareció, y le dijo: «Con amor eterno te he amado, Por eso te he sacado con misericordia. Jeremías 31:2-3 (NBLA)
»La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno … para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que Tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a Mí. Juan 17:22-23 (NBLA)
Deléitate en el SEÑOR, y él te concederá los deseos de tu corazón. Salmo 37:4 (NVI)
Oh SEÑOR, escucha mi oración, y llegue a Ti mi clamor. No escondas de mí Tu rostro en el día de mi angustia; inclina hacia mí Tu oído; el día en que te invoco, respóndeme pronto. Salmo 102:1-2 (NBLA)
¡Que den gracias al SEÑOR por su gran amor, por sus maravillas en favor de los hombres! Salmo 107:8 (NVI)
Fíjate en mi aflicción y en mis penurias, y borra todos mis pecados. Salmos 25:18 (NVI)
Grande es el SEÑOR, y digno de ser alabado en gran manera, Y Su grandeza es inescrutable. Salmo 145:3 (NBLA)
Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna. Hebreos 4:16 (NBLA)
Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata, y purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como a oro y como a plata, y serán los que presenten ofrendas en justicia al SEÑOR. Malaquias 3:3 (NBLA)
Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia, Santiago 1:2-3 (NBLA).
Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Hebreos 2:1 (NBLA)
—Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti. Así que el hombre se fue y proclamó por todo el pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él. Lucas 8:39 (NVI)
pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo—dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador—sí, el Mesías, el Señor—ha nacido hoy en Belén, la ciudad de...
Mi alma se aferra a ti; tu mano derecha me sostiene. Salmo 63:8 (NVI)